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Mostrando las entradas etiquetadas como Poesías

La Palabra se hizo carne: El Evangelio en poesía II. Pérez, Carlos Antonio

La palabra se hizo carne: el Evangelio en poesía II . - 1a ed. Prólogo del autor Luego de haber ofrecido el libro de poemas "Sembrando la Palabra", del que se realizaron 2 ediciones, he creído útil para todo creyente dar un paso más en esta tarea y ofrecer ahora este libro titulado "La Palabra se hizo Carne", ofreciendo también aquí diversos pasajes del Evangelio de Jesús en una estructura poética. Al final de los poemas se ofrece el de la Enseñanza de San Pablo con una previa introducción. Conocer y amar La Palabra de Dios es meta de nuestra vida cristiana. Que esta presentación permita ahondar en La Palabra ya conocida y conocer lo que aún no sabemos de La Palabra que es Jesús, suprema expresión del Padre. María en quien La Palabra se hizo Carne nos enseña a vivir La Palabra como Ella, contemplándola en el Corazón, encarnándola en la vida y ofreciéndola a nuestros hermanos. Todo sea para Mayor Gloria de Dios. Padre Carlos Pérez Al Espírit

Poesías sobre Dios, el hombre y la Creación: Una bella forma de recibir la Buena Nueva

En esta página de internet se irán publicando periódicamente poesías escritas sobre textos del Evangelio y diferentes temas de espiritualidad cristiana. Su autor es el Pbro. Carlos A. Pérez, actual Rector de este Santuario. Hoy no puedo cantar Hoy no puedo cantar tus alabanzas pues  quisiera ofrecerte aquel concierto que  ignoro concebir con mi lenguaje pues  tan sólo una voz lleva mi cesto cuánta  gloria Señor la que te inunda y destella  en los surcos de mi huerto cuánta paz y  quietud me da tu rostro en horas  taciturnas que navego tú mereces la  vida que me diste y no sé conquistar en  este sueño las altivas riquezas que  sembraste donde veo las auras de tu  fuego yo no sé mi Señor cantar la vida  que es amor y es anclaje de tu cielo yo querría llegar hasta tu día y mi  día concluye en mi aposento estrella lejanísima del orbe  que iluminas galaxias en tu vuelo la soleada mansión de tu primicia  alberga las naciones y sus pueblos tu

Tu puedes...

Tu puedes...  de María Amalia Aristu,   Solo Dios puede dar la fe, pero tu puedes dar tu testimonio.   Solo Dios puede dar la esperanza,  pero tu puedes dar confianza a tus hermanos.   Solo Dios puede dar amor, pero tu puedes enseñar a amar a los demás.   Solo Dios puede dar la paz, pero tu puedes suscitar la concordia.   Solo Dios puede dar la fuerza, pero tu puedes sostener al desfallecido.   Solo Dios es el camino, pero tu puedes mostrarlo a los demás.   Solo Dios es la luz, pero tu puedes hacerla brillar a los ojos de todos.  Solo Dios es la vida, pero tu puedes devolver a otros el deseo de vivir.   Solo Dios puede hacer lo que parece imposible,  pero tu puedes hacer lo que es posible.   Solo Dios se basta a si mismo, pero prefiere contar contigo//

Poesías

LA VIRGEN Y EL NIÑO María está recostada y sobre ella está el niño. dos corazones se juntan latiendo al mismo compás, la madre y el niño duermen siempre con la misma paz. Una manito se alza y acaricia a su mamá. La Virgen siente que adentro su corazón va a estallar. Es tanto el amor que siente por este pequeño hijito que no lo puede expresar. Oh mi niño, mi niñito que cuando crezcas serás liberador de las almas y quien al mundo de Paz. Elsa Lorences de Llaneza elsalorences@yahoo.com.ar

HUELLAS EN LA ARENA

  Una noche tuve un sueño... soñé que estaba caminando por la playa con el Señor y, a través del cielo, pasaban escenas de mi vida. Por cada escena que pasaba, percibí que quedaban dos pares de pisadas en la arena: unas eran las mías y las otras del Señor. Cuando la última escena pasó delante nuestro, miré hacia atrás, hacia las pisadas en la arena y noté que muchas veces en el camino de mi vida quedaban sólo un par de pisadas en la arena. Noté también que eso sucedía en los momentos más difíciles de mi vida. Eso realmente me perturbó y pregunté entonces al Señor: "Señor, Tu me dijiste, cuando resolví seguirte, que andarías conmigo, a lo largo del camino, pero durante los peores momentos de mi vida, había en la arena sólo un par de pisadas. No comprendo porque Tu me dejaste en las horas en que yo más te necesitaba". Entonces, El, clavando en mi su mirada infinita me contestó: "Mi querido hijo. Yo te he amado y jamás te abandonaría en los momentos más difí