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Mostrando entradas de enero, 2014

Reflexiones litúrgicas

Jesús toma de la mano y salva P. Aldo Ranieri El domingo pasado encontramos un “espíritu inmundo” en la sinagoga; hoy lo encontramos, bajo la figura de “fiebre”, en la casa misma de Pedro. La capilla y la casa: dos ámbitos cotidianos de la vida del creyente, que pueden también ser el lugar de una presencia indeseable. Para librarse de ella otra presencia es necesaria, la de Jesús. En la sinagoga el “espíritu impuro” era la ideología de los escribas; ¿qué significará, ahora, la “fiebre” de la suegra de Pedro? Podemos entenderla como una fuerza demoníaca, un fuego abrasante, anidado en el interior del ser humano, que lo centra sobre sí mismo. El profeta Habacuc conoce esta fuerza negativa, le da un nombre mítico, “reshef”, y la presenta como sometida a Dios (Hab 3, 5; Deut 32, 24). Jesús tomó a la enferma de la mano y la levantó. Este mismo verbo se usa para indicar la resurrección de Jesús (1Tes 1, 10; Rom 6, 4. 9). Marcos nos sugiere, entonces, que Jesús le infundió una energía vita