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CATÓLICO CONOCE Y DEFIENDE TU FE: (1º parte)


El Concilio Ecuménico Vaticano II, ha marcado la conciencia y el compromiso de todos los miembros de la Iglesia acerca de que la voluntad y oración de Jesús de que seamos uno como Él y el Padre son uno. Es una gracia que se busca en la oración incesante, pero también, una tarea en la que debemos participar a través del diálogo, del estudio de la Sagrada Escritura, de la comprensión mutua de la historia y de la posible colaboración en expresiones que buscan el bien de los demás, especialmente de los más pobres.

Introducción: Su Santidad Juan Pablo II en la encíclica "Ecclesia in América", nos hace un llamado a construir la unidad del continente, partiendo de la fe común en Cristo Jesús, nos invitan a estudiar más a fondo la situación actual de las relaciones con las diversas Iglesias y a buscar caminos de encuentro con Jesucristo que nos conduzcan a procesos de conversión, comunión y solidaridad.
Somos conscientes de que en México las relaciones entre los miembros de la Iglesia Católica y los de otras iglesias no han sido siempre fáciles. Es momento en que, distinguiendo con claridad las diferencias entre las iglesias evangélicas históricas y los grupos religiosos proselitistas y sectas, aprendamos a colaborar en el marco de un espíritu ecuménico adecuado.
Este texto es una invitación a conocer las enseñanzas de la Iglesia Católica a través de la Biblia, es también una propuesta de libertad, para que los que con corazón sincero buscan la "VERDAD COMPLETA", "sabiendo que la libertad os hará libres" (Jn 8,32). Es también una invitación a examinar y probar todo, porque como dijo Jesucristo, "No todo el que me dice Señor, Señor, entrará en el Reino de los cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre" (Mt 7,21) Y.....  Su voluntad se encuentra en las Sagradas Escrituras.

Estamos separados: "Hay muchos que se oponen a la Iglesia Católica, pero a lo que ellos se oponen no es a la Iglesia en sí, sino a lo que ellos piensan de la Iglesia", porque su entendimiento acerca de ella es erróneo. En realidad, la voluntad de Cristo es muy clara: "Que todos sean uno, como Tú Padre, estás en mí y yo en ti. Sean también ellos uno en nosotros; así el mundo creerá que Tú me has enviado" (Jn 17,21). El que se aparta, para formar otro grupo, tiene que saber claramente que está poniéndose en contra de la voluntad de Cristo. Jesús quiere la unidad de todos los que creen en su nombre. En lugar de luchar juntos para mejorar la Iglesia, cada uno ha querido hacerlo a su modo, apartándose del hermano.
El sueño de Cristo, expresado con tanta insistencia en la vigilia de su pasión y muerte se ha esfumado. Cada uno va proclamando: "Yo soy de Pablo, Yo soy de Apolo, yo soy de Pedro, yo soy de Cristo" ¿Acaso está dividido Cristo? (Cfr. 1 Cor 1, 12-13).
Cristo fundó una sola Iglesia: El pasaje de San Mateo es muy claro al respecto: "Tu eres Pedro, o sea Piedra, y sobre esta piedra edificaré MI Iglesia (Mt 16,18). Así que Jesús ya fundó SU Iglesia hace dos mil años. La Iglesia Católica es la única Iglesia que fundó Jesús, porque es la única que se remonta a Jesús, la única que puede demostrar su antigüedad hasta llegar a los Apóstoles y al mismo San Pedro, el jefe de ellos. La Iglesia es la continuación de Cristo en el mundo. En ella se da la plenitud de los medios de salvación, entregados por Jesucristo a los hombres mediante los apóstoles.

Una Iglesia de Santos y pecadores: En la misma Biblia se habla de la Iglesia como de un campo, donde crece trigo y hierba mala (Mt 13,24-30). En la primitiva comunidad cristiana, guiada por los mismos apóstoles, había muchos problemas e infidelidades, con casos de mentira (Ananás y Safira: Hch 5, 1-11), de inmoralidad, de inconformidades y chismes, por lo cual los apóstoles tuvieron que establecer los diáconos.
Entre los mismos apóstoles, ¿No hubo un Judas que traicionó a Jesús y llegó a ahorcarse por soberbia?. No hubo un Pedro que renegó de Jesús por miedo y que después se arrepintió y quedó como jefe al frente del grupo de los apóstoles y de todo el rebaño de Cristo? (Jn 21, 15-17). ¿Por qué, entonces tenemos que extrañarnos, si en la Iglesia de Cristo de ahora y de todos los tiempos encontramos buenos y malos, santos y pecadores, en todos los niveles?.

La Iglesia de Cristo durará hasta el fin del mundo: Cristo aseguró que SU Iglesia duraría hasta el fin del mundo, superando todos los obstáculos. "Los poderes del infierno no prevalecerán en contra de ella" (Mt 16,18) " Yo estaré con ustedes TODOS LOS DIAS hasta que se termine el mundo" (Mt 28,20).
 Biblia y tradición: Para nuestros hermanos separados, Revelación y Biblia son lo mismo. Para ellos, solamente en la Biblia se encuentra la Revelación. Para nosotros los católicos, la Revelación es más amplia y abarca La Biblia y la Tradición.

Revelación: Es la manifestación de Dios y de su voluntad acerca de nuestra salvación. Esta contiene dos elementos: verdades que hay que creer y mandamientos que hay que observar. Además se realiza mediante hechos y palabras, íntimamente ligados entre sí. "Dios habló a nuestros padres en distintas ocasiones y de muchas maneras a los profetas. Ahora, en esta etapa final, nos ha hablado por medio de su Hijo (Heb 1,1).
"Dios quiso que todo lo que había revelado para la salvación de todos los pueblos, se conservara por siempre íntegro y fuera transmitido a todas las edades. Por eso Cristo nuestro Señor, plenitud de la revelación mandó a los apóstoles predicar a todo el mundo el Evangelio como fuente de toda verdad salvadora y de toda norma de conducta" (Dei Verbum, 7).
"Vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos. Bautícenlos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enséñenles a cumplir todo lo que yo les he encomendado. Yo estoy con ustedes todos los días hasta que se termine este mundo" (Mt 28, 19-20). Aquí notamos como Jesús ordenó "predicar", "proclamar", no "escribir" su Evangelio. Y de hecho todos los apóstoles "predicaron" la Buena Nueva de Cristo, mientras solamente algunos escribieron algo muchos años después de haber predicado.
La Tradición: Este mensaje escuchado por boca de Jesús, vivido, elaborado y transmitido oralmente por los apóstoles, se llama Tradición. En realidad, la palabra "Tradición" quiere decir lo que se entrega de palabra y no por escrito.
Pues bien, hasta el año 50 de nuestra era, la Tradición fue la única base de la predicación de los apóstoles y sus ayudantes.

La Biblia: Parte de este mensaje proclamado oralmente fue puesto por escrito por los mismos apóstoles u otros de su generación, inspirados por el Espíritu Santo, dando origen al Nuevo Testamento.
Biblia y Tradición: Así que la Biblia no contiene todo lo que está en la tradición. Esta es más amplia. Lo afirma el propio San Juan: "Jesús hizo muchas otras cosas. Si se escribiera una por una, creo que no habría lugar en el mundo para tantos libros" (Jn 21,25). San Pablo, para confirmar la fe de los cristianos, no usa solamente la Palabra de Dios escrita, sino recuerda de una manera especial la Tradición o predicación oral: "Todo lo que han aprendido, recibido y oído de mí, todo lo que me han visto hacer, háganlo" (Filip 4,9) "Lo que aprendiste de mí, confirmado por muchos testigos, confíalo a hombres que merezcan confianza, capaces de instruir después a otros" ( 2 Tim 2,2)

Interpretación de la Biblia: Tratándose de un libro antiguo, que refleja otra cultura muy lejana de nosotros, escrito en tiempos distintos, en cuya formación intervinieron muchas personas no es fácil encontrar el verdadero significado de muchas cosas contenidas en la Biblia. En la misma Biblia, vemos como el eunuco de la reina de Etiopía le contestó a Felipe, cuando le pregunto si entendía el significado del pasaje bíblico que estaba leyendo: "Si nadie me explica, ¿Cómo voy a entender? (Hch 8,31)
En efecto, la Biblia no es un cuento, que cada cual entiende a su modo, siendo ésta algo escrito por inspiración de Dios, su verdadera interpretación puede ser dada solamente por las personas encargadas por Dios. "Sépanlo bien: nadie puede interpretar por sí mismo una profecía de la Escritura, ya que ninguna profecía viene de una decisión humana, sino de los hombres de Dios que movidos por el Espíritu Santo, dijeron sus mensajes" ( 2 Pe 1,20).

Para que el estudio de la Biblia sea efectivo debemos:

Estudiar bien el texto: Antes que nada es necesario buscar el sentido literal, es decir tratar de descubrir qué quiere decir una palabra o una expresión. Para poder lograr esto, hay que tener en cuenta el género literario (ver si se trata de poesía, cuento, leyenda, etc.), la vida y la mentalidad del autor, la época y el ambiente en que se escribió el libro, las costumbres, las creencias y la manera propia de expresarse de aquel tiempo y aquel lugar.

Examinar el contexto: Esto quiere decir que, para encontrar el verdadero significado de una expresión, es necesario examinar lo que se encuentra antes y después de aquel versículo, cuyo significado se está buscando.


Tener en cuenta los textos paralelos: Para poder entender lo que dice la Biblia sobre determinado tema, hay que examinar todos los textos que se refieren al mismo argumento. No basta con examinar un solo texto.





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