El Concilio Ecuménico Vaticano II, ha marcado la conciencia y el compromiso de todos los miembros de la Iglesia acerca de que la voluntad y oración de Jesús de que seamos uno como Él y el Padre son uno. Es una gracia que se busca en la oración incesante, pero también, una tarea en la que debemos participar a través del diálogo, del estudio de la Sagrada Escritura, de la comprensión mutua de la historia y de la posible colaboración en expresiones que buscan el bien de los demás, especialmente de los más pobres. En Génesis, Abraham le dice a Lot "Somos hermanos" (Gn 13,8). Lot era su sobrino. En el segundo libro de Samuel, se usa la palabra hermano para indicar miembros de la misma raza y el mismo pueblo "vosotros sois mis hermanos" (2S.19,12) (Ex. 2,11) En el N.T. leemos: "Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonamos de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas" (Mt. 18,35). "Todo aquel que hace la voluntad de mi Pa...
"Juan bautizó con agua, pero ustedes serán bautizados en el Espíritu Santo que descenderá sobre ustedes y serán mis testigos" Act: 1, 5-8. El Espíritu Santo hace misioneros con el testimonio y con la palabra. Somos elegidos de Dios para llevar su "anuncio" hasta los confines de la tierra. Es una elección personal y un envío intransferible.