Te acercaste silencioso dibujando tus pisadas, y en la noche toda Santa, despertaste para amar. Y el pesebre se hizo dueño del más sublime gozo, arropando tú presencia que brillaba en el portal. Y los ángeles cantaban y Belén era alborozo, y María te mimaba besando tú humanidad. Como niño haz llegado, “quédate entre nosotros” para entregarnos tú Cielo, a cambio del nuevo amor. Ana María Capalbo Café del abrazo literario anamaria.capalbo@gmail.com
"Juan bautizó con agua, pero ustedes serán bautizados en el Espíritu Santo que descenderá sobre ustedes y serán mis testigos" Act: 1, 5-8. El Espíritu Santo hace misioneros con el testimonio y con la palabra. Somos elegidos de Dios para llevar su "anuncio" hasta los confines de la tierra. Es una elección personal y un envío intransferible.