Reflexión: Lucas
1,46-56. Dice este texto evangélico que María quedó pensando qué significaría
ese saludo. Y es que el Ángel Gabriel la saludó diciendo “Ave María, gratia
plena”, y Ave es lo inverso de Eva, y con ello daba a entender que la misión de
María era la de revertir lo malo que había hecho la primera mujer. Entonces
María se dio cuenta que Ella era la elegida para aplastar la cabeza de la
Serpiente infernal, pues una Mujer había sido anunciada en el Génesis como
enemiga de la serpiente y de su descendencia. Nos estamos acercando a la
Navidad, pero pensemos también que si tenemos a Jesús es gracias a que María se
ofreció a Dios para que la salvación se pudiera concretar. Seamos buenos
católicos y alabemos y veneremos mucho a María, la Madre de Dios, en cuyos
brazos encontraremos a Jesús Niño este próximo 25 de diciembre.
Leer el
comentario del Evangelio por: San Luís María de Griñón de Monfort (1673-1716) predicador, fundador de una
comunidad religiosa Tratado de la auténtica devoción a la Virgen María, 1-6
“Porque ha mirado la humildad de su sierva” María vivía una vida muy escondida: por esto el
Espíritu Santo y la Iglesia la llaman “Alma Mater”: Madre escondida y secreta.
Su humildad fue tan profunda que en la tierra no buscó nada con tanta verdad
como el estar escondida a ella misma y a toda criatura, para que sólo Dios la
conociera y la mirara. Dios, para
atender su petición de vivir escondida, empobrecida, humillada, se complació en
esconderla en su concepción, en su nacimiento, en su vida, en los misterios
divinos de su resurrección y asunción, al margen de casi toda criatura humana.
Sus padres mismos no la conocieron del todo; y los ángeles se preguntaron a
menudo los unos a los otros: “¿Quién es ésta?” (Cant 6,10) porque Dios la
escondía a los mismos ángeles. O bien, si les descubría algún aspecto de la Virgen,
les escondía lo más... ¡Qué cosas tan
grandes y misteriosas ha hecho Dios todopoderoso en esta criatura admirable,
como ella misma se ve obligada a afirmar, a pesar de su profunda humildad:
“porque ha hecho en mí cosas grandes el Poderoso.” (Lc 1,49) El mundo no los
conoce porque es incapaz e indigno de ello.
Pidamos a la
Santísima Virgen la gracia de aprender a ser humildes como lo fue Ella y estar
siempre disponibles a lo que Dios quiera de nosotros.
Jesús, María, os
amo, salvad las almas.
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