Marcos 8,27-33. Extraído de la
Biblia: Libro del Pueblo de Dios.
"Por primera vez, les enseñó
que hacía falta que el Hijo del hombre sufriera mucho"
Reflexión: Hoy también Jesús pregunta a su Iglesia Católica
quién dice la gente que es Él. Y la Iglesia responde que algunos dicen que es
un hombre más; otros, que es un profeta. Y Jesús pregunta y quién soy Yo para
vosotros, y la Iglesia Católica responde a través de Pedro, el Papa, “Tú eres
el Mesías”. Es decir, “Tú eres Dios y hombre verdadero, tú eres el Salvador del
mundo”. Pero vemos cómo Pedro luego reprende a Jesús cuando anuncia su Pasión y
muerte y merece que Jesús lo trate de Satanás, porque sus pensamientos no son
los de Dios sino los de los hombres. Algo parecido puede suceder con los
anuncios que hace la Santísima Virgen sobre la pronta pasión que sufrirá la
Iglesia, que debemos aceptarla y pensar que a través de ella se salvarán muchas
almas. .Bendito Jesús, ¿qué me enseñarán los hombres, que no enseñes Tú desde
la Cruz? Ayer vi claramente que solamente acudiendo a Ti se aprende; que sólo
Tú das fuerzas en las pruebas y tentaciones y que solamente a los pies de tu
Cruz, viéndote clavado en ella, se aprende a perdonar, se aprende humildad,
caridad y mansedumbre. No me olvides, Señor..., mírame postrado a tus pies y
accede a lo que te pido. Vengan luego desprecios, vengan humillaciones, vengan
azotes de parte de las criaturas...,¡qué me importa! Contigo a mi lado lo puedo
todo... La portentosa, la admirable, la inenarrable lección que Tú me enseñas
desde tu Cruz, me da fuerzas para todo. A
Ti te escupieron, te insultaron, te azotaron, te clavaron en un madero, y
siendo Dios, perdonabas humilde, callabas y aún te ofrecías... ¡Qué podré decir
yo de tu Pasión!... Más vale que nada diga y que allá adentro de mi corazón
medite en esas cosas que el hombre no puede llegar jamás a comprender.
Conténteme con amar profundamente, apasionadamente el misterio de tu Pasión…
¡Qué dulce es la Cruz de Jesús! ¡Qué dulce es sufrir perdonando! ¡Cómo no
volverme loco!... Me enseña su Corazón abierto a los hombres, y despreciado...
¡Dónde se ha visto ni quién ha soñado dolor semejante! ¡Qué bien se vive en el
Corazón de Cristo!
Pidamos a la Santísima Virgen la gracia de tener los mismos
pensamientos de Dios y no los de los hombres mundanos. Jesús, María, os amo,
salvad las almas
Comentarios