CARTA A MARÍA EN
UNA SEMANA ESPECIALMENTE SANTA
Querido amigo: Me
encontré unas bellas palabras dirigidas a mi Madre María por nuestra hermana
Emma Margarita. Pienso que lo mejor es dejar que hable ella. Yo hago mías sus
palabras, y ofrezco con todo el cariño estas palabras dirigidas a mi madre
desde el corazón, en unos días especialmente significativos.
Mi madre y Yo
sabemos bien lo que fue la Semana Santa.
Nadie como ella,
junto a Mí la pudo vivir. Yo sufría por ver sufrir a una mujer que una obra
maestra de la Santísima Trinidad. Ella dijo SI a toda Nuestra Obra de la
Redención. Y la Cruz la vivió desde el principio. Por eso me alegran estas
palabras que ponen la nota delicada a la Semana Grande que empezamos, y que
tantos recuerdos me traen de dolor y alegría. Lee despacio y medita. Contempla
y ama. Quiero que me acompañes estos días con mi Madre y mis buenos amigos. No
me dejes sólo. Yo también necesito tu amistad y tu consuelo.
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SU MARTIRIO ES
PALABRA DE DIOS
Arriba a ti la voz
de sus discípulos
rogando por Jesús,
que les revela
su muerte, su
cercano sacrificio
para acatar la ley
de las estrellas.
Les da su
abecedario de cariño,
les habla de una
verde primavera,
de la puerta que
cierra el paraíso,
del trascendente
fin de la tragedia.
No entienden su
elevado veredicto,
no consiguen unir
letra con letra,
y, porque en el
misterio son novicios,
detestan que le
humillen, que padezca.
Mas tú piensas,
María, su martirio
es palabra de Dios
por los profetas.
Y Pedro, el
elegido, pide a gritos
que el Padre le
libere de la afrenta,
el Rey
omnipotente, el Infinito,
le exima de la muerte
y la condena.
Pero Jesús le
acusa de egoísmo,
de preferir
tenerle en su apariencia,
de ser un
ignorante y un mezquino,
no ver que sin
semilla no hay cosecha,
si fructifica el
grano desprendido
fue el invierno el
que abrió la sementera,
sin la lluvia, la
nieve y el rocío,
no florece el
jazmín, la madreselva,
no brota la
aceituna en el olivo
y se muere la vida
en nuestra tierra.
Tú sabes,
virgen-madre, que tu hijo
es carne de tu
carne, arcilla vieja,
y aunque es Poder
supremo, aunque es divino,
la tentación de
Pedro le espolea
a abandonar el
mundo a su albedrío,
a renunciar a su
misión benéfica,
a dejarse llevar
por lo terrígeno
y a gozar de una
vida que le espera,
se alza el grito
del hombre, y el suplicio
estremece el pilar
de su materia,
y desea sumirse en
un olvido
que silencie el
clamor de su conciencia.
Mas, por ser
hombre, entiende los desvíos
y concede el
perdón a las tinieblas.
Emma-Margarita R.
A.-Valdés
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Un saludo de
corazón de tu amigo Jesús.
Jesús
Por la trascripción
Juan García Inza
juangainza@hotmail.com
Juan García Inza
juangainza@hotmail.com
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