¿QUÉ CARACTERIZA AL
UNIVERSO QUE DESCRIBE LA BIBLIA?:
Francesc Ramis Darder
Si comparamos la visión del Universo de Israel con
las representaciones descubiertas en Mesopotamia, apreciamos una gran
semejanza; pero, en el fondo palpita una diferencia crucial.
Para un habitante de Mesopotamia el Universo
“vagaba al azar”; en cambio, para un israelita el Mundo “estaba sostenido en
las buenas manos de Dios”. En otras palabras, para un israelita bajo el Cosmos
“late el proyecto de Dios en favor del hombre”, mientras que para los
pobladores de Mesopotamia el Universo estaba sujeto “al capricho de los dioses”
o “a la fragilidad del destino”.
El poema babilónico “Enuma Elish” (1100 aC.)
relata el origen del Mundo conforme a la perspectiva mesopotámica. Los dioses
habitaban el cielo. La diosa Tiamat entró en conflicto con las divinidades
jóvenes. Los dioses adolescentes pidieron al dios Marduk que acabara con
Tiamat. Marduk mató a Tiamat y después partió su cuerpo en dos. Mediante el
fragmento mayor construyó el firmamento y con el menor formó la tierra. Después
los dioses mezclando la sangre de Tiamat con el polvo terrestre modelaron al
hombre. Un día los dioses decidieron divertirse con el hombre. Desde el cielo
arrojaban rayos contra los humanos, provocaban terremotos y engendraban guerras
para disfrutar del pánico y el combate entre los hombres.
Las primeras páginas del AT (Gen 1, 1 - 2, 3)
describen cómo Dios “crea” el cielo y la tierra (1, 1; 2, 4), los monstruos
marinos (1, 21), el hombre (1, 27) y todas las cosas (2, 3). El verbo hebreo
“crear” es especial, sólo se usa cuando el sujeto de la acción es Dios. Los
hombres “hacen” y “fabrican”, pero sólo
Dios “crea”.
Los dioses
mesopotámicos fabrican el Mundo que abandonan a su suerte, y modelan al hombre
para divertirse con él. El Dios de Israel “crea” el mundo y el hombre; no para
divertirse, sino para insertar en su corazón el proyecto divino (Gen 1, 1 - 2, 3).
El autor de
Gen 1, 1 - 2, 3 no pretendió escribir un libro de cosmología. Afirmó que bajo
el Mundo y en el corazón humano palpita el proyecto divino que sitúa al Mundo y
al Hombre en una posición nueva. El mapa del Cosmos que presenta la Biblia se
asemeja al de Mesopotamia pero el fondo es distinto: el Hombre y el Mundo están
sostenidos por las buenas manos de Dios y no aplastados por la fuerza de sus
puños. ¡Sólo Dios hace las cosas nuevas!
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