¿QUÉ SIGNIFICA ORAR?: Francesc
Ramis Darder
La
plegaria es, para toda religión, un acontecimiento fundamental. Israel, cuando
penetró en Palestina, tomó del pueblo cananeo muchos elementos cultuales, con
excepción de los sacrificios humanos. Israel realizó un cambio fundamental en
la concepción de la plegaria. Un cananeo pensaba que lo importante era “aquello
que nosotros podemos hacer por Dios”, en cambio la fe israelita sabía que lo
nuclear es “aquello que Dios hace por nosotros”. Veamos, desde una perspectiva
catequética, la diferencia entre el culto cananeo y el israelita.
Los
cananeos, antes de la llegada de los israelitas, habitaban Palestina. La vida
era dura y las enfermedades diezmaban a la población. El pueblo asustado
ofrecía sacrificios, a menudo inmolaciones humanas, pidiendo a Dios que
interviniera en su ayuda. Las ofrendas eran espectaculares y pretendían
convencer a Dios para que actuara en favor del pueblo suplicante. Lo importante
del culto radicaba en lo que el hombre “hacía por Dios” para implorar la
salvación.
Israel,
al principio, era un pueblo pequeño y esclavo en Egipto (Ex 1). Los israelitas,
esclavizados, gemían y clamaban, y sus gritos de socorro llegaron hasta Dios
(Ex 2, 23). Pero, y eso es lo más importante, antes de que Israel ofreciera
sacrificios pidiendo auxilio, el Señor se adelantó a liberarlo por mediación de
Moisés. Dios se apareció a Moisés en medio de la zarza que ardía sin consumirse
y le dijo: “He visto la aflicción de mi pueblo en Egipto ... voy a bajar para
librarlo ... y lo llevaré a una tierra nueva y espaciosa. Ve, pues; yo te envío
al faraón para que saques de Egipto a mi pueblo, a los israelitas” (Ex 3,
7-10).
Para
Israel lo importante no es aquello que “podemos hacer por Dios”, lo nuclear es
“lo que Dios hace por nosotros para otorgarnos, gratuitamente, la salvación”.
El eje de la espiritualidad bíblica radica en que Dios se ha adelantado a
amarnos: ¡Dios nos ha amado primero!
Cuando
los hebreos tomaron posesión de Palestina adoptaron bastantes elementos del
culto cananeo, pero cambiaron completamente la perspectiva. No sacrificaban
animales a Dios para implorar auxilio, sino que en el fondo de cada ofrenda
latía la acción de gracias al Señor por la liberación de la esclavitud de
Egipto. Bajo la espiritualidad bíblica palpita siempre la acción de gracias,
porque aquello que pedimos a Dios, si realmente nos conviene para la salvación,
el Señor ya nos lo ha ofrecido de antemano; por eso dice S.Pablo: “ ...
presentad vuestros deseos a Dios orando, suplicando y dando gracias” (Flp 4, 6)
.
La
oración es el espacio en que percibimos lo que Dios hace por nosotros. Pero
aunque el Señor se adelante a amarnos, no suplanta nunca la libertad humana.
Dios no suple la responsabilidad del hombre ni violenta el corazón de nadie.
Los Salmos enseñan a rezar, a la vez que exigen un corazón abierto a la voz de
Dios y un compromiso concreto en la liberación humana.
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