REFLEXIONE
POR FAVOR
¿Qué
se necesita para que la fe cristiana arraigue profundamente en un
hombre, quede fuerte y sana?
Los
entendidos nos dicen que tres fuerzas deben cooperar para que un
hombre llegue a la fe y, además, crezca y madure en ella: Dios, el
Hombre mismo y la Comunidad de los creyentes.
1.
Dios. Sabemos que Dios, a través del Bautismo da la gracia inicial
para que la fe pueda nacer y crecer en un cristiano. Esta fe recibida
en el bautismo es una semilla. Y la semilla está hecha para producir
una planta y la planta para producir frutos. Para que la semilla de
la fe pueda crecer en el alma, Dios tiene que seguir dando su gracia.
¿Cómo
podemos conseguir esa gracia de la fe, a lo largo de nuestra vida?
Creo que Dios nos pone una condición fundamental para ello: Él
quiere que le pidamos esa gracia con humildad y confianza filiales.
El apóstol Santiago nos dice en su carta: «Dios resiste a los
soberbios, pero da la gracia a los humildes” (4.6). Y el mismo
señor nos enseña en el Evangelio pedir con confianza: “Todo
cuanto pidáis en la oración, creed que lo recibiréis y lo
tendréis” (Mc 11,24).
2.
El hombre mismo. La fe es un regalo de Dios.
Pero
también es una respuesta personal del hombre mismo. Él puede y debe
colaborar en el crecimiento de su fe. Debe vivir y realizarla en su
vida de cada día. Debe probarla con hechos y actos de fe concretos.
La semilla que no es cuidada y alimentada, no puede madurar; se seca
y muere. Y pienso que esa es la razón de la debilidad y hasta
desaparición de la fe en muchos de nuestros contemporáneos.
Un
sabio de la India dijo, después de un viaje por Europa: “Encontré
en Europa un cristianismo de domingo y un paganismo cotidiano”. Una
fe que no inspira el trabajo diario, el contacto con los demás, la
alegría y el sufrimiento de cada día, no puede crecer, sino
disminuye y muere, tarde o temprano.
3.
La comunidad de los creyentes. La tercera condición fundamental,
además de la gracia de Dios y de la cooperación del hombre, es la
Comunidad de los creyentes. La fe sólo puede arraigar en un hombre,
cuando forma parte de una comunidad cristiana porque la fe no es
asunto privado de uno.
En
la comunidad recibe la revelación de Dios y le da su respuesta de
fe. Por eso dice San Pablo:
“¿Cómo
creerán si nada oyeron de Él? ¿Y cómo oirán si nadie les
predica?” (Rom 10,14):
Pero
no es suficiente predicar solamente con palabras. Más importante y
fecundo es predicar con una vida de fe. Porque la vida sólo nace de
la vida; y una fe vital nace sólo de una fe vital.
Y
me parece que esta es otra de las causas, por la que tantos hombres
de hoy no pueden creer:
Muchos
educadores y predicadores de la fe - papás, sacerdotes, maestros,
etc. - no encarnan la fe en su persona ni en su vida. Hablan sólo de
ella, pero no viven de ella. Por eso, su mensaje no convence ni
vivifica.
Aquí
entra entonces, con mucha fuerza, la importancia de nuestras
comunidades cristianas y de nuestros grupos cristianos.
Pero
lo más fundamental y decisivo para el nacer y crecer sano de la fe
son nuestras familias cristianas, las primeras comunidades de fe. Los
papás son no sólo los grandes educadores de la fe de sus hijos,
sino también reflejos de Dios mismo para ellos. Mediante la relación
con los padres, el niño experimenta la relación con Dios Padre y
con su Madre celestial, la Sma. Virgen.
Y
así, va surgiendo, de un modo natural y espontáneo, una vinculación
personal con Dios.
Y
la esencia de la fe no es creer en ciertas verdades o artículos de
fe, sino es creer en una persona, es creer en un Dios personal. Y
madurar en la fe significa profundizar mi vinculación íntima con
Cristo y con el Dios Trino.
Por
eso, pidamos que el Señor nos regale la gracia de crecer
permanentemente en la fe y en la vinculación personal con Él, y que
nuestras crisis de fe sean sólo crisis de crecimiento.
Pidámosle
también a la Sma. Virgen, Madre y modelo de la fe, que nos
fortalezca y acompañe en nuestro caminar hacia la Casa del Padre.
REFLEXIONE
POR FAVOR
1.
¿Me considero un cristiano de domingo?
2.
¿Me considero una persona de fe?
3.
¿Como persona o como grupo, en qué nos distinguimos de los demás?
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