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Por la Fe


Por la fe, María acogió la palabra del Ángel y creyó en el anuncio de que sería la Madre de Dios. Visitando a Isabel entonó su canto de alabanza al Omnipotente. Con gozo y temblor dio a luz a su único hijo, manteniendo intacta su virginidad. Confiada en su esposo José, llevó a Jesús a Egipto para salvarlo de la persecución de Herodes. Con la misma fe siguió al Señor en su predicación y permaneció con Él hasta el Calvario. Con fe, María saboreó los frutos de la resurrección de Jesús y, guardando todos los recuerdos en su corazón, los transmitió a los doce, reunidos con ella en el Cenáculo para recibir el Espíritu Santo. 
Por la fe, los Apóstoles dejaron todo para seguir al Maestro. Vivieron en comunión de vida con Jesús, que los instruía con sus enseñanzas. Por la fe, fueron por el mundo entero, siguiendo el mandato de llevar el Evangelio a toda criatura y, sin temor alguno anunciaron a todos la alegría de la resurrección, de la que fueron testigos fieles. Por la fe, los discípulos formaron la primera comunidad reunida en torno a la enseñanza de los Apóstoles, la oración y la celebración de la Eucaristía, poniendo en común todos sus bienes para atender las necesidades de los hermanos. 
Por la fe, los mártires entregaron su vida como testimonio de la verdad del Evangelio. Por la fe, hombres y mujeres han consagrado su vida a Cristo, dejando todo para vivir en la sencillez evangélica la obediencia, la pobreza y la castidad, signos concretos de la espera del Señor que no tarda en llegar. Por la fe, hombres y mujeres de toda edad, cuyos nombres están escritos en el libro de la vida, han confesado a lo largo de los siglos la belleza de seguir al Señor Jesús allí donde se les llamó a dar testimonio de su ser cristianos. También nosotros vivimos por la fe: para el reconocimiento vivo del Señor Jesús, presente en nuestras vidas y en la historia. Benedicto XVI - Porta Fidei
Quiera Dios, la fe, también mueva nuestras montañas internas, reavive nuestra llama espiritual y nos haga portadores de la Buena Nueva de Nuestro Señor Jesucristo en cualquier lugar y bajo cualquier circunstancia. Que así sea. Fernando Perfetti

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