Comida y bebida que sacian el deseo
de vivir. Pbro Aldo Ranieri (19/08/2012)
La lectura del Evangelio de
Juan (Jn: 6, 51-59) nos presenta la segunda parte del discurso del Pan
de Vida. Ahora cambian los verbos que lo tienen como referente. Aparece, en
efecto, el verbo “comer” y la palabra “carne” (v. 51). Aquí se habla de la eucaristía. La celebración de
la misa tiene entonces las dos formas del “pan de vida eterna”: La Palabra y la
eucaristía. Si ésta no siempre es posible para todos, la primera sí lo es.
Todos van a Jesús y él no rechaza a nadie (v 37). Resuena aquí una frase de la
segunda carta a Timoteo: “Dios quiere que todos los hombres se salven.” (1, 4).
Esta vez la audiencia de Jesús no
murmura, sino que “se pelea”. Están horrorizados frente a un absurdo, pero
Jesús no se desdice, al contrario insiste. “Carne y Sangre” son dos palabras
que indican el cuerpo físico de Jesús, el que será “dado”, entregado en la
muerte real del Calvario para la vida del mundo(v 51).Comer y beber”, son dos
verbos unidos en una expresión que indica “participar de la intimidad de una
persona” (Act: 10, 40-41); Aquí sin embargo, el sentido que les da Juan es el
de la experiencia de un auténtico acto físico del comer (v54),como aparece
también en una expresión de la narración de la última cena (Jn. 13, 18). El
contexto de este pasaje es el de la Pascua y ésta es muerte y resurrección. La
idea que domina es la de la vida. La pregunta no es la que se hacían los judíos
discutiendo entre sí escandalizados: ¿Qué sentido tiene lo que dice?, sino la
que hace Pedro: ¿A quién vamos a ir? Sólo en el sacramento de la eucaristía
encontramos el “cuerpo y Sangre” de Jesús, humanidad ofrecida al Padre y,
resucitada, distribuida a los creyentes, los que han aceptado la Palabra del
Padre, como ulterior sacramento de vida eterna.
El mensaje de la liturgia: ¿De que tengo
hambre?
¿De prestigio? ¿De dinero?¿De comodidad?¿de éxito?¿Llegará
el día en que tengamos hambre y sed de justicia(=santidad)? (Mt: 5, 6). Jesús
quiere que tengamos “hambre”, hambre de “Vida”. No de cualquier “simulacro”
sino de la verdadera vida, la que sólo él puede dar: Vine para que tengan vida
y la tengan en abundancia (Jn: 10,10). Precisamente, hay dos palabras que se
repiten con insistencia: Comer y vida. La idea nos resulta familiar: Todos
sabemos que necesitamos comer para vivir. La vida espiritual también necesita
alimento, de lo contrario, se torna “anémica”, “raquítica”, “muere”. Por eso,
Jesús es terminante. Después de repetir “hasta el cansancio”, coman, coman,
coman… cree necesario decirlo una vez más: El que come mi carne y bebe mi sangre
tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Señor, dame hambre y
sed de ti. Auméntame la fe para que te extrañe y te busque, para reconocer tu
presencia en la eucaristía y me deje poseer por tu vida.
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