AMAR A LOS SACERDOTES
Hola amigo: Hoy quiero hablarte de algo que llevo en el centro del
corazón, y que especialmente cuido con esmero todos los días. Quiero hablarte
de los SACERDOTES, de mis SACERDOTES, de tus SACERDOTES. Ya les dije a mis
primeros Apóstoles que su suerte entre la gente del mundo no sería mejor que la
mía, que soy el Maestro y el Pastor. Les advertí que si a Mí me persiguieron,
ellos no van a ser menos… Y, ¿esto por qué? Porque los hombres sin corazón, sin
buen espíritu, no pueden admitir que haya personas como ellos que desempeñen
una misión divina. No soportan muchos que alguien les corrija, les diga lo que
deben hacer, les lleven la contraria, llame a las cosas por sus nombre… Lo
santo, lo que se sale de la corriente mundana y descreída, no se quiere
admitir, se intenta eliminar… ¡Cuantos sacerdotes han sido martirizados a lo largo
de la historia! Y me ha dolido fuertemente.
Perdona que te diga que los SACERDOTES son mis predilectos, porque
con la Gracia y el Poder que de Mí han recibido hacen posible todos los días
que Yo pueda estar entre vosotros mediante el regalo que os hice de la
Eucaristía. Si no se entiende y se valora la Eucaristía, y el perdón de los
pecados, y los demás sacramentos, y la proclamación de la Palabra, y la misión
de cuidar las almas… En definitiva, si no se entiende la Iglesia, si a Mí no se
me admite como Dios, al SACERDOTE no se le valora. Se le considera un parásito
que vive del “cuento de la Religión”. ¡Que pena me da que traten así a mis
SACERDOTES! Un día fueron llamados y dijeron que SI. Se pusieron a la
disposición de Dios, de la Iglesia, y al servicio de los hombres, y no se les
considera, ni se les agradece lo que hacen. Por parte de muchos lo que sufren
son calumnias, críticas, difamación, indiferencia, soledad, abandono,
desprecio…
Así paga el mundo corrompido al que intenta tenderle una mano, y al
que lo deja todo para ponerse a servir a los hombres. Es terrible la paga que
reciben muchos de mis queridos amigos y colaboradores. ¡Qué pocos defienden al
SACERDOTE en la calle! Prometo mi agradecimiento a todo aquel que valore el
ministerio tan sublime que desempeñan y den la cara por ellos. Es increíble que
en pueblos que parecen católicos y usan al sacerdote para lo que les conviene,
casi siempre como un funcionario que les administra los sacramentos “sociales”,
después lo “tiran” a la papelera como objeto usado, sin darle ni siquiera las
gracias por el bien que les ha hecho con toda ilusión al bautizarles un niño, o
administrarle la Primera Comunión, o al Bendecir su unión matrimonial, o al
oficiar el entierro de un ser querido, visitar a los enfermos, ayudar a los
niños y a los jóvenes… ¡Cuanta tarea y responsabilidad recae cada día sobre los
hombros de los sacerdotes! Y ellos no esperan recompensa humana, pero necesitan
la amistad sana y sincera, las palabras de aliento, la colaboración de todos.
Es verdad que algunos no dan el ejemplo que debían…Pero estoy
seguro que serían mucho mejores si se vieran arropados por la gente buena que
hay cerca de ellos. El SACERDOTE no es un “solterón” con el que pueden
“tontear” las “solteronas afectivamente insatisfechas”. ¡Por favor, mujeres,
respetad la persona del SACERDOTE y no pinchéis nunca el globo de sus
fragilidades humanas. Porque ellos son también hombres, y deben preservar los
compromisos que un día adquirieron al decir SI. ¡Ayudad a los sacerdotes si los
veis vacilantes! ¡No los machaquéis con vuestras imprudencias, las críticas
mordaces, o vuestras incomprensiones¡ ¡No hagáis más dificultosa su tarea
ministerial, ni le pongáis piedras en el camino!
Agradezco con todo Mi Corazón el bien que hacen mis SACERDOTES y el
bien que vosotros le hacéis a ellos. El mundo corrompido y despiadado no los
quiere, como no me quiere a Mí, pero si no hubiera SACERDOTES ese mismo mundo
se convertiría en una selva. En vuestras manos pongo a mis SACERDOTES. Son
personas consagradas. Están desempeñando Mi tarea. ¡Cuidádmelos bien! Algún día
se os preguntará: ¿Qué hiciste con el SACERDOTE que puse a tu servicio?
¿Supiste aprovechar bien ese talento, ese carisma que se os regaló? Reza mucho
por ellos y por los que puedan llegar a ser como ellos. Los necesitamos, Dios y
vosotros, para hacer más humano y más divino a este mundo pagano, enfermo de
materialismo. Un abrazo de tu amigo
Jesús
Por la trascripción: Juan García Inza; juangainza@hotmail.com
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