Se escuchó la voz del Padre
: Pbro Aldo Ranieri, (04/03/2012)
El acontecimiento narrado es tan escalofriante que el autor antes de empezar la narrración (Gn: 22, 1-2. 9-13. 15-18), advierte al lector que se trata de una prueba: El niño no morirá. El resultado es que el autor del relato y el lector Saben una cosa que Abraham no sabe: que es una prueba. No es indiferente, ya que nace el ineterés del lector: ¿Que hará el patriarca? Podría salvar al hijo, abandonando su compromiso conn Dios; o podría obedecer y después odiar a Dios para siempre; podría llevar el mandamiento, para después suicidarse sobre el cadaver del hijo; o también podría dar fe a Dios sabiendo que si le dió un hijo en la ancianidad, sería capaz de darle otro más. Sí, pero el nuevo hijo no sería jamás Isaac, su único hijo, a quien había esperado con un amor sin límites y que ahora amaba más que a sí mismo., Abraham ya no hubiera podido vivir sin Isaac, e hizo entonces lo más simple y lo más dificil, entregó a su hijo a Dios. Es el texto de De romanos: "Él que... a su hijo lo entregó por todos nosotros" (Rom: 8, 31-32). El pasaje del evangelio va en esa dirección, sigue, en efecto, al primer anuncio de Jesús sobre su muerte: " Comenzó a enseñarles que el hijo del hombre debía sufrir mucho... ser condenado a muerte" (Mc: 8,31; Mt: 9, 2-10). Pedro lo reprende. Mateo nos relata las palabras de Pedro: "¡De ningún modo te sucederá eso!", como decir: "¡Dios no está de acuerdo contigo!" (Mt:16,22). Pero desde la nube llegó la repuesta a Pedro: "Es mi hijo amado, ¡Escúcehenlo!". Dice Marcos que estaban "asustados". Era claro que el Padre pensaba como Jesús. Era Pedro que estaba totalmente equivocado, y con él, los otros dos, ya que compartían la misma idea. Ahora debían creer y no les era tan fácil. Bajaron del monte callados y meditabundos.
El mensaje de la liturgia
: La gloria es el final del camino
El cansancio, el desaliento, la tentación de "bajar los brazos" nos acompañansiempre. Ser cristianos "en serio" no es facil. A cada momento necesitamos "oxigeno": Consuelo, ánimo, fortaleza, esperanza para seguir luchando. Salvando la distancia, a los discípulos les pasó algo similar. Por eso, Cristo se "transforma": Muestra un poquito de la gloria que espera a sus seguidores. Pedro queda impactado: Maestro , ¡Que bien estamos aquí! El episodio de la transfiguración busca adelantarnos, de alguna manera, la gloria de la resurrección de modo que vivamos "la cruz de cada día" con esperanza. Una esperanza que alimenta de cuanto Jesús "hizo y dijo". Por eso el Padre insiste otra vez: Este es mi Hijo muy querido, escúchenlo.
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