La
oración de la Iglesia venera y honra al Corazón de Jesús, como
invoca su Santísimo Nombre. Adora al Verbo encarnado y a su Corazón
que, por amor a los hombres, se dejó traspasar por nuestros pecados.
Catecismo
de la Iglesia Católica, 2669
Jesús,
durante su vida, su agonía y su pasión nos ha conocido y amado a
todos y a cada uno de nosotros y se ha entregado por cada uno de
nosotros: "El Hijo de Dios me amó y se entregó a sí mismo por
mí" (Ga 2, 20). Nos ha amado a todos con un corazón humano.
Por esta razón, el sagrado Corazón de Jesús, traspasado por
nuestros pecados y para nuestra salvación (cf. Jn 19, 34), "es
considerado como el principal indicador y símbolo...del amor con que
el divino Redentor ama continuamente al eterno Padre y a todos los
hombres (Pío XII, Enc."Haurietis aquas": DS 3924; cf. DS
3812).
Catecismo
de la Iglesia Católica, 478
La
difusión de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús se debe a
santa Margarita de Alacoque a quien Jesús se le apareció con estas
palabras: "Mira este corazón mío, que a pesar de consumirse en
amor abrasador por los hombres, no recibe de los cristianos otra cosa
que sacrilegio, desprecio, indiferencia e ingratitud, aún en el
mismo sacramento de mi amor. Pero lo que traspasa mi Corazón más
desgarradamente es que estos insultos los recibo de personas
consagradas especialmente a mi servicio."
He
aquí las promesas que hizo Jesús a Santa Margarita, y por medio de
ella a todos los devotos de su Sagrado Corazón:
1.
Les daré todas las gracias necesarias a su estado.
2.
Pondré paz en sus familias.
3.
Les consolaré en sus penas.
4.
Seré su refugio seguro durante la vida, y, sobre todo, en la hora de
la muerte.
5.
Derramaré abundantes bendiciones sobre todas sus empresas.
6.
Bendeciré las casas en que la imagen de mi Corazón sea expuesta y
venerada.
7.
Los pecadores hallarán en mi Corazón la fuente, el Océano infinito
de la misericordia.
8.
Las almas tibias se volverán fervorosas.
9.
Las almas fervorosas se elevarán a gran perfección.
10.
Daré a los sacerdotes el talento de mover los corazones más
empedernidos.
11.
Las personas que propaguen esta devoción tendrán su nombre escrito
en mi Corazón, y jamás será borrado de El.
12.
Les prometo en el exceso de mi misericordia, que mi amor todopoderoso
concederá a todos aquellos que comulgaren por nueve primeros viernes
consecutivos, la gracia de la perseverancia final; no morirán sin mi
gracia, ni sin la recepción de los santos sacramentos. Mi Corazón
será su seguro refugio en aquel momento supremo.
Las
condiciones para ganar esta gracia son tres:
1.
Recibir la Sagrada Comunión durante nueve primeros viernes de mes de
forma consecutiva y sin ninguna interrupción.
2.
Tener la intención de honrar al Sagrado Corazón de Jesús y de
alcanzar la perseverancia final.
3.
Ofrecer cada Sagrada Comunión como un acto de expiación por las
ofensas cometidas contra el Santísimo Sacramento.
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