PASCUA 2014. ¡CRISTO HA
RESUCITADO!
Las narraciones de la
resurrección de Jesús presentan una frase fundamental “Buscáis a Jesús
Nazareno, el crucificado. Ha resucitado, no está aquí...” (Mc 16, 6). Esta
expresión es el centro del Nuevo Testamento y de toda la Biblia. No es una
simple frase, constituye nuestra confesión de fe. ¡Cristo ha resucitado! es el
núcleo del gozo cristiano y del evangelio. Si elimináramos del NT la
proclamación de la resurrección de Jesús nuestra fe se desvanecería y el NT
perdería su profundo valor. Dice S. Pablo “Si Cristo no ha resucitado, entonces
nuestra predicación no tiene contenido ni vuestra fe tampoco” (1 Cor 15, 14).
La certeza de que Cristo
Vive es el centro de nuestra fe. Sucede que el lenguaje humano es insuficiente
para expresar el significado preciso de la resurrección de Jesús. Por eso el NT
utiliza dos tipos de vocabulario, entre otros, para describir la vida nueva del
Señor: el lenguaje de resurrección y el de exaltación.
El lenguaje de resurrección
figura en las narraciones de la tumba vacía (Mt 28, 1-10 y par.); “Porqué
buscáis entre los muertos al que vive. No está aquí, ha resucitado” (Lc 24,
5-6). Se basa en un esquema temporal; Jesús “antes” estaba muerto y “ahora” ha
resucitado. Tiene la ventaja de destacar la continuidad en la persona de Jesús.
El mismo Jesús que predicaba en Palestina y murió en Jerusalén es el que ha resucitado; pero, muestra la
desventaja de no explicar la nueva vida que alcanza Cristo después de la
resurrección.
De ahí que la Iglesia
introdujera el lenguaje de exaltación que aparece en algunas Cartas (Flp 2,
1-11) discursos (Act 3, 13) y en las narraciones de la Ascensión del Señor (Lc
24, 50-53; Act 1, 3-11). Este lenguaje utiliza palabras como “exaltación, subida”:
“Por lo cual Dios lo exaltó y le otorgó el nombre que está sobre todo nombre”
(Flp 2, 9). Se basa en un esquema espacial, existe un “abajo”, la tierra, donde
acaece la muerte de Cristo y un “arriba”, el cielo, que es la nueva forma de
vida de Cristo resucitado. La combinación de los dos lenguajes (Act 2,
23-24.32-33) perfila mejor el sentido de la resurrección pero no llega a
agotarlo.
La resurrección de Jesús
es un hecho de revelación que se percibe desde la fe; el lenguaje bíblico la
explica mediante el vocabulario de resurrección y exaltación; y la vivencia de
la comunidad cristiana la experimenta de forma privilegiada en la celebración
de la Eucaristía y en la práctica de la caridad. Especialmente duramente el
tiempo pascual demos testimonio vivo de Jesús; pues como repite el papa
Francisco la vida cristiana atractiva contagia la ilusión por vivir el
evangelio a quienes aún desconocen a Jesús. El amor de Dios, sembrado en la
humanidad por el testimonio cristiano, planta en el corazón del ser humano la
esperanza en un mundo nuevo, metáfora del Reino de Dios…
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