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La Palabra se hizo carne: El Evangelio en poesía II. Pérez, Carlos Antonio


La palabra se hizo carne: el Evangelio en poesía II . - 1a ed.
Prólogo del autor
Luego de haber ofrecido el libro de poemas "Sembrando la Palabra", del que se realizaron 2 ediciones, he creído útil para todo creyente dar un paso más en esta tarea y ofrecer ahora este libro titulado "La Palabra se hizo Carne", ofreciendo también aquí diversos pasajes del Evangelio de Jesús en una estructura poética. Al final de los poemas se ofrece el de la Enseñanza de San Pablo con una previa introducción.
Conocer y amar La Palabra de Dios es meta de nuestra vida cristiana. Que esta presentación permita ahondar en La Palabra ya conocida y conocer lo que aún no sabemos de La Palabra que es Jesús, suprema expresión del Padre. María en quien La Palabra se hizo Carne nos enseña a vivir La Palabra como Ella, contemplándola en el Corazón, encarnándola en la vida y ofreciéndola a nuestros hermanos.
Todo sea para Mayor Gloria de Dios. Padre Carlos Pérez

Al Espíritu Santo
(Jn. 16, 5-15)
I
Espíritu de Dios que nos habitas
enciende con tu Amor nuestra esperanza
sedienta por vivir de tus mociones
y de todos los dones que regalas.
El Padre de los Cielos te ha enviado
al seno de María Inmaculada
para luego engendrar al Hijo Eterno
en aquella Mujer Llena de Gracia.
El bautismo que Cristo recibiera
te vio representado en vivas alas
de palomas que expresan tu tarea
de volar por el mundo de las almas.
A Jesús lo llevaste a la oración
hasta el monte que siempre se alejaba
para hablar a su Padre complacido
llenando los espacios de alabanzas.
Fue Promesa de Cristo tu Presencia
fue el gran Don que ofreciera nuestra Pascua
y por fin al subir Jesús al Cielo
tu venida a la tierra era esperada.
II
Los Apóstoles juntos con María
fusionaron su vida en la plegaria
y aplicaron sus tiempos a la espera
de tu pronta y fructífera llegada.
Allí en Pentecostés te recibieron
con júbilo repleto de añoranzas
soñaban revivir con el Maestro
los encuentros que tanto recordaban.
Siguiendo sus consejos puntualmente
en íntima oración se preparaban
con puro corazón para escucharte
y una clara apertura de su alma.
Al llegar como fuego de lo Alto
has llenado con luz aquella sala
y ofreciste también tus siete dones
a todos los que allí te celebraban.
En un lapso muy corto todos fueron
capaces de entender esas palabras,
que Jesús con su amor les transmitiera
pero que ellos muy poco interpretaban.
III
Con la fuerza traída desde el Padre
y de Cristo Jesús esa mañana,
impulsaste con gozo a los Apóstoles
a que en gran comunión se prepararan
a cumplir la misión de Jesucristo
sin temor y confiando en esa Gracia
que el Señor a través de su Enviado
les daría por fin en la jornada.
Unidos como Iglesia misionera
y urgidos por Jesús que los formara
comenzaron a andar por los caminos
llevando con sus vidas la Palabra.
Espíritu de Cristo y de la Iglesia
al venir a los hombres que aguardaban
dispusiste formar un mundo nuevo
cambiando la tristeza en esperanza.
Abogado que brindas el consuelo
recréanos de nuevo con tu Gracia
invade con Amor nuestra existencia

haciendo de nosotros tu Morada.



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