Cuando
Jesús invita, no decepciona: Pbro. Aderico Dolzani. Ssp.
Jesús invita a sus discípulos más íntimos a subir
a una montaña alta para rezar. La oración es parte de su vida diaria, por eso
los discípulos no se maravillan de la propuesta y suben juntos a la cumbre.
Pero después de la experiencia, les queda claro que, cuando Jesús invita a seguirlo,
es porque da la oportunidad de ser testigos de las maravillas de Dios. Los
Evangelios narran otras invitaciones posteriores de Jesús, hasta la despedida
antes de la ascensión, cuando los envía a predicar el Reino por todo el mundo.
El señor, a través de la palabra y de los sacramentos en la comunidad, la
oración y la meditación personales, quiere transfigurar nuestra vida. Él nos
guía para descubrir la presencia de Dios en nosotros y nos llama a ser sus
testigos en este mundo de contradicciones y problemas. Esta experiencia
espiritual intensa deslumbra tanto a Pedro que le provoca decirle a Jesús:
“Señor, ¡Qué bueno sería quedarnos aquí! Si quieres, levantaré aquí 3 chozas,
una para ti, otra para Moisés y otra para Elías”. Como Pedro soñamos con
hermosos templos y nos preocupamos por construir grandes Iglesias. Pero el
Señor prefiere estar entre nosotros, en el corazón de todos los hombres, en
nuestra familia, en nuestra comunidad, junto a los niños, los trabajadores, los
religiosos, los sacerdotes, los laicos y, sobre todo, en donde esté viva la
calidez del amor cristiano. “No lo digan a nadie”, les pide. Sin embargo la
experiencia de oración y transfiguración en la montaña jamás se les borraría
del recuerdo y quedaría siempre muy viva en ellos, y con ella, la presencia del
Señor resucitado. La Palabra, la oración y la meditación son los medios con los
que el Señor nos quiere transfigurar. Su invitación nunca decepciona.
El mensaje de la liturgia: Promediando la Cuaresma,
la misa nos alienta con un mensaje muy positivo: La vida es infinitamente más
que un rosario de espinas y dolores. Ciertamente, es una escalera exigente y
cansadora, pero que nos conduce al más feliz de los finales, la vida en
plenitud. El génesis nos muestra a Abraham que obediente, deja todo lo suyo por
cumplir con ese Dios que le promete un maravilloso futuro. Ese futuro se hace
presente en Jesús, que con su ejemplo vino a marcarnos el único camino y el más
seguro a la casa del Padre, y estará siempre a nuestro lado, alentándonos en
medio del desánimo y las contrariedades. Ojalá el Señor nos ayude a vivir
nuestra fe llenos de esperanzaperseverante y de entusiasmo contagioso.
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