¿Que se celebra en Pentecostés?: En esta Fiesta universal de la Iglesia , que se celebra
cincuenta días después de la
Pascua , se conmemora cuando el Espíritu Santo descendió sobre
María y los Apóstoles, y que éstos fueron transformados en proclamadores de la
fe. Esta fue la primera manifestación
del Espíritu Santo a los discípulos de Jesucristo.
NOVENO DÍA:
Acto de consagración al Espíritu Santo; diario:
Recibid ¡oh Espíritu Santo!, la consagración absoluta de todo mi ser, que os
hago en este día para que os dignéis ser en adelante, en cada uno de los
instantes de mi vida, en cada una de mis acciones, mi Director, mi Luz, mi
Guía, mi Fuerza, y todo el amor de mi Corazón. Me abandono sin reservas a
vuestras divinas operaciones, y quiero ser siempre dócil a vuestras santas
inspiraciones. ¡Oh Santo Espíritu! Dignaos formarme con María y en María, según
el modelo de vuestro amado Jesús. Gloria al Padre Creador. Gloria al Hijo
Redentor. Gloria al Espíritu Santo Santificador. Amén.
ORACIONES PARA EMPEZAR TODOS LOS DÍAS:
¡Dios mío! Dios de amor y de verdad. Autor de la santificación de nuestras
almas, postrado humildemente ante vuestra soberana Majestad, detesto en la
amargura de mi corazón todos mis pecados, como ofensas hechas a Vos, digno de
ser amado sobre todas las cesas. ¡Oh bondad infinita! ¡Quién jamás os hubiera
ofendido! Perdonadme, Señor, Dios de gracia y de misericordia, perdonadme mis
continuas infidelidades; el no haber tenido valor para ejecutar cosa alguna
buena, después que tantas veces vuestra misericordia y gracia me han
solicitado, reprendido, amenazado e inspirado amorosamente. Me pesa, me
arrepiento de la ingrata correspondencia e indigna ceguedad con que he
resistido incesantemente a vuestros dulces y divinos llamamientos. Mas propongo
firmemente con vuestro auxilio de no ser ya rebelde a Vos, de seguir en
adelante vuestras tiernas inspiraciones con suma docilidad. A este fin,
alumbrad, oh fuente de luz, mi entendimiento, fortaleced mi voluntad, purificad
mi corazón, arreglad todos mis pensamientos, deseos y afectos, y hacedme digno
de gustar los frutos bienaventurados que vuestros dones producen en las almas
que os poseen. Concededme las gracias que os pido en esta Novena, si han de ser
para mayor gloria vuestra, y para que yo os vea, ame y alabe sin fin en vuestra
gloria. Amén. Rezar el Rosario del Espíritu Santo.
Lectura bíblica: La sabiduría
proclama por las calles, en las plazas levanta la voz; grita en lo mas ruidoso
de la ciudad, y en las plazas públicas pregona: ¿hasta cuando, inmaduros,
amarán la inmadurez, y ustedes insolentes, vivrán en la insolencia, y ustedes,
necios odiarán el saber?. Presten atención a mis correcciones, y les abriré el
corazón comuni-cándoles mis palabras. los llamé y no quisieron oírme; extendí
la mano, y no me hicieron caso; rechazaron mis consejos, no aceptaron mi
corrección; pues yo me reiré de su desgracia, me burlaré cuando estén muertos
de miedo. cuando los alcance como tormenta el terror, cuando les llegue como
huracán la desgracia, cuando los sorprenda la angustia y el sufrimiento,
entonces llamarán, y no los escucharé; me buscarán, y no me encontrarán. Porque
aborrecieron el saber y no escogieron el temor del Señor; no acdeptaron mis
consejos despreciaron mis advertencias; comerán el fruto de su conducta, y se
saciarán de sus planes. La rebeldía da muerte a los irreflexivos, la
despreocupación acaba con los imprudentes; pero el que me obedece vivirá tranquilo,
seguro y sin mal alguno. (Prov: 1, 20-33). con rasgos de profeta, la sensatez
personificada llama en la plaza pública a los insensatos, necios e inexpertos,
imprudentes e insolentes, a centrar su nvida en función de una sola cosa: El
temor al Señor. Delo discurso de la sensatez se desprende que la verdadera
sabiduría está en el temos al Señor; dicho temorno es otra cosa
que cumplir sus leyes y mandatos, única alternativa posible que evita la
desgracia. La <<tormenta>> y el <<huracán>> son
símbolos de una vida que se vive sin perspectivas de plenitud. Saber vivir bien
trae como consecuencia la serenidad, la tranquilidad y la seguridad ante los
grandes males. El tono de este pregón esyá muy emparentado con el de jeremías y
en menor medida con el de Isaías. El objetivo no es condenar cuanto llamar al
recto juicio, a la sana vivencia y a la rectificación antes de que sea
demasiado tarde.
O bién: "Estimo que los
sufrimientos del tiempo presente no se puede comparar con la gloria que se ha
de revelar en nosotros. La humanidad aguarda ansiosamente que se revelen los
hijos de Dios. Ella fue sometida al fracazo, no voluntariamente sino por imposición
de otro; pero esta humanidad, tiene esperanza de que será liberada de la
esclavitud de la corrupción para obtener la gloriosa libertad de los hijos de
Dios. Sabemos que hasta ahora la humanidad entera está gimiendo con dolores de
parto. Y nosólo ella; también nosotros que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos por
dentro esperando la condición de hijos adoptivos, el rescate de nuestro cuerpo.
Con esa esperanza nos han salvado. Una esperanza que ya se ve, no es esperanza;
porque, lo que uno ve no necesita esperarlo. Pero, si esperamos lo que no
vemos, aguardamos con paciencia. de ese modo el Espíritu mismo nos viene a
socorrer en nuestra debilidad. Aunque no sabemos pedir como es debido, el
Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no se pueden expresar. Y
el que sondea los corazones sabe lo que pretende el Espíritu cuando suplica por
los consagrados de acuerdo con la voluntad de Dios. (Rom: 8; 18-27) Pablo
comienza hablando de la gloria de los que sufren con Cristo y que se
manifestará en nosotros. A continuación, coloca en este "horizonte de la
esperanza" a toda "la humanidad", a toda "la
creación", pues ambas traducciones del término griegob usado son posibles
e incluso complementarias. Esta grandiosa visión del Apóstol encontrará, seguramnete,
en nuestra generación más empatía que en generaciones anteriores. Parfa el
hombre y la mujer de hoy, el destino de la humanidad y el de la creación se han
hecho inseparables. Justicia, paz e integridad de la creación se ha convertido
en el "credo" no solo de ecologistas, sino de todos los hombres y
mujeres de buena voluntad creyentes o no creyentes. Pablo, por supuesto no
habla como ecologista ni solamente como hombre de buena voluntad. Su visión es
más profunda. Su cultura bíblica no le permite separar al "Dios
creador" del "Dios salvador", ni a la "creación del hombre
y de la mujer" de la "creación de la tierra y del cosmos".
El Apóstol contempla a toda la humanidad y a la creación en el
camino de la salvación -ya realizada en Cristo, pero aún no concluida- con la
mirada expectante y tendida hacia ese futuro de liberación que se hace ya
presente en la esperanza: "La humanidad entera está gimiendo con dolores
de parto". El Espíritu Santo, que es dinamismo de acción como también
dinamismo de oración, es el mediadoreficaz de este anuncio y testimonio cristiano, convirtiendo los
dolores de parto de la creación entera, en gemidos inefables de plegaria:
Aunque no sabemos pedir como es debido, el Espíritu mismo intercede por
nosotros.
MEDITACIÓN: "No sabéis que
vuestros cuerpos son templos del Espíritu Santo, que habita en vosotros?"
(1 Cor. 6, 19.) "No extingáis el Espíritu." (Tes. 5, 19.) "Y no
queráis contristar el Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados
para el día de la redención." (Efes. 4, 30.)
AFECTOS: Acudid siempre al
Espíritu Santo, que está en vosotros; vigilad cuidadosamente por la pureza de
vuestra alma y de vuestro cuerpo. Obedeced fielmente a las divinas
inspiraciones para obrar los frutos del Espíritu: caridad, gozo espiritual,
paz, paciencia, bondad, benignidad, longanimidad, mansedumbre, fe, modestia,
continencia y castidad.
Padrenuestro, Avemaría y siete Glorias...
Antífona para el día noveno:
Hoy se completaron los días de Pentecostés, aleluya; hoy se reprodu-cen los
felices gozos, cuando el Espíritu Consolador bajó sobre sus Apóstoles, aleluya;
hoy, rayando el resplandor del divino fuego, reposó el Espíritu Santo en forma
de lenguas sobre ellos, aleluya; hoy les hace fecundos en palabras, les inflama
de su amor y les llena de´ sus innumerables carismas, aleluya, aleluya.
V. Fueron todos llenos del Espíritu Santo, aleluya.
R. Y comenzaron a hablar en varias lenguas, aleluya.
ROSARIO DEL ESPÍRITU SANTO: (¿Como se
reza?)
Este rosario cuenta con 7 grupos
de 7 cuentas, perlitas o rosas (1 grupo por cada don) y una perla grande por
cada grupo de perlitas y un un grupo más pequeño de 3 perlitas acompañadas de 2
más grandes. Y se reza de la siguiente forma. Aunque no existe en internet
ninguna imágen del mismo por no ser debidamente difundido. En el nombre del
Padre, del Hijo y del Espíritu Santo …Amén
CREDO: Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo
y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, que fue
concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen;
padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de en-tre los muertos, subió
a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde
allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en el Espíritu Santo,
la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados,
la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.
PADRE NUESTRO: Jesús nos enseñó a rezar: (Mateo 6, 5-15) Padre
nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu
reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan
de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los
que nos ofenden; No nos dejes caer en tentación, y líbranos del mal. Amen.
ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO:
Ven Espíritu Santo, llena los
corazones de tus fieles, y enciende en ellos el fuego de tu amor.
G: Envía Señor tu espíritu y todo
será creado . . . . .
R: Y renovarás la faz de la
tierra.
Jaculatoria: Oh Dios que has
iluminado el mundo, con las luces del Espíritu Santo llévanos a gustar lo que
es recto según tu mismo Espíritu, y gozar siempre de sus consuelos. Por Cristo
Nuestro Señor Amén.
O bién: Padre, Padre, envíanos al
Paráclito, prometido por Nuestro Señor.
DOXOLOGÍA: GLORIA: Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de
los siglos. Amén.
Orden de los dones del Espíritu santo:
El don del Temor: El don del Santo Temor de Dios nos llena con un
soberano respeto por Dios, y nos hace que a nada temamos más que a ofenderlo
por el pecado. Es un temor que se eleva, no desde el pensamiento del infierno,
sino del sentimiento de reverencia y filial sumisión a nuestro Padre Celestial.
Es el temor principio de sabiduría, que nos aparta de los placeres mundanos que
podrían de algún modo separarnos de Dios. “Los que temen al Señor tienen
corazón dispuesto, y en su presencia se humillan” (Ecl 2,17).
El don de Piedad: El don de Piedad suscita en nuestros corazones una
filial afección por Dios como nuestro amorosísimo Padre. Nos inspira, por amor
a Él, a amar y respetar a las personas y cosas a Él consagradas, así como
aquellos que están envestidos con su autoridad, su Santísima Madre y los
Santos, la Iglesia
y su cabeza visible, nuestros padres y superiores, nuestro país y sus
gobernantes. Quien está lleno del don de Piedad no encuentra la práctica de la
religión como deber pesado sino como deleitante servicio. Donde hay amor no hay
trabajo.
El don de Fortaleza: Por el don de Fortaleza el alma se fortalece ante el
miedo natural y soporta hasta el final el desempeño de una obligación. La
fortaleza le imparte a la voluntad un impulso y energía que la mueve a llevar a
cabo, sin dudarlo, las tareas más arduas, a enfrentar los peligros, a estar por
encima del respeto humano, y a soportar sin quejarse el lento martirio de la
tribulación aún de toda una vida. “El que persevere hasta el fin, ese se
salvará”(Mt 24,13).
El don del Conocimiento: El don del Conocimiento permite al alma darle a las
cosas creadas su verdadero valor en su relación con Dios. El conocimiento
desenmascara la simulación de las creaturas, revela su vacuidad y hace notar
sus verda-deros propósitos como instrumentos al servicio de Dios. Nos muestra
el cuidado amoroso de Dios aún en la adversidad, y nos lleva a glorificarlo en
cada circunstancia de la vida. Guiados por su luz damos prioridad a las cosas
que deben tenerla y apreciamos la amistad de Dios por encima de todo. “El
conocimiento es fuente de vida para aquel que lo posee” (Prov 16,22).
El don de Consejo: El don de Consejo dota al alma de prudencia
sobrenatural, permitiéndole juzgar con prontitud y correctamente qué debe
hacer, especialmente en circunstancias difíciles. El Consejo aplica los
principios dados por el Conocimiento y el Entendimiento a los innumerables
casos concretos que confrontamos en el curso de nuestras diarias obligaciones
en tanto padres, docentes, servidores públicos y ciudadanos cristianos. El
Consejo es sentido común sobrenatural, un tesoro invalorable en el tema de la
salvación. “Y por encima de todo esto, suplica al Altísimo para que enderece tu
camino en la verdad” (Ecl 37,15).
El don del Entendimiento: El Entendimiento, como don del Santo Espíritu, nos
ayuda a aferrar el significado de las verdades de nuestra santa religión. Por
la fe las conocemos, pero por el entendimiento aprendemos a apreciarlas y a
apetecerlas. Nos permite penetrar el profundo significado de las verdades
reveladas y, a través de ellas, avivar la novedad de la vida. Nuestra fe deja
de ser estéril e inactiva e inspira un modo de vida que da elocuente testimonio
de la fe que hay en nosotros. Comenzamos a “caminar dignos de Dios en todas las
cosas complaciendo y creciendo en el conocimiento de Dios”.
El don de Sabiduría: Abarcando a todos los otros dones, como la caridad
abraza a todas las otras virtudes, la Sabiduría es el más perfecto de los dones. De la Sabiduría está escrito:
“todo lo bueno vino a mí con Ella, y riquezas innumerables me llegaron a través
de sus manos”. Es el don de la
Sabiduría el que fortalece nuestra fe, fortifica la
esperanza, perfecciona la caridad y promueve la práctica de la virtud en el más
alto grado. La Sabiduría
ilumina la mente para discernir y apreciar las cosas de Dios, ante las cuales
los gozos de la tierra pierden su sabor, mientras la Cruz de Cristo produce una
divina dulzura, de acuerdo a las palabras del Salvador: “Toma tu cruz y
sígueme, porque mi yugo es dulce y mi carga ligera”.
¿Como se reza el Rosario del
Espíritu Santo?: Se
comienza con el credo, y el Padre Nuestro, (se los reza una sola vez). Luego en
cada cuenta grande (Perla o Rosa) se reza la oración al Espíritu Santo (cada
vez que inicia una secuencia de 7 perlas pequeñas) y enseguida se medita sobre
el don correspondiente, siempre respetando el orden dado más arriba. En cada
perla o rosa pequeña se repite
V: Ven Espíritu santo con tu don
de . . . . .(Se nombra el don que corresponde).
R: Ven Espíritu Santo
Luego de reza el gloria, y se
vuelva rezar la oración del Espíritu Santo, reiniciando la secuencia de 7
perlas, reiniciando con el siguiente don.
En la última perla grande, después
de rezar el Gloria se reza la Jaculatoria. En las 3 últimas perlitas se invoca.
1_ Ven Espíritu Santo, aumenta
nuestra Fe.
2_ Ven Espíritu Santo, aumenta
nuestra Esperanza.
3_ Ven Espíritu Santo, aumenta
nuestra Caridad.
En la última perlita se reza el
gloria
El orden es: Don de Temor de Dios;
Don de Piedad; Don de Fortaleza; Don de Consejo; Don de Entendimiento; Don de
Sabiduría
FUENTES:
Santuario María del Rosario de San Nicolás | Otras
Fuente: Reina del Cielo
http://www.corazones.org/oraciones/oraciones_espiritu_santo/a_oracion_espiritu_santo.htm#LETANIAS AL ESPIRITU SANTO
www.corazones.org Esta página es
obra de Las Siervas de los Corazones
Traspasados de Jesús y María
Novena al Espíritu Santo y otras oraciones: Varela
Miguel; Editorial Claretiana ISBN: 978 -512-534-0
Biblia del peregrino: Luis Alonso Schöquel; Mensajero, Editorial Jesuita;
Agape Libros; CMF Misioneros Claretianos
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