¿Que se celebra en Pentecostés?: En esta Fiesta universal de la Iglesia , que se celebra
cincuenta días después de la
Pascua , se conmemora cuando el Espíritu Santo descendió sobre
María y los Apóstoles, y que éstos fueron transformados en proclamadores de la
fe. Esta fue la primera manifestación
del Espíritu Santo a los discípulos de Jesucristo.
Espíritu Santo: ¿Quién es el Espíritu Santo?: El Espíritu
Santo es la tercera persona de la Santísima Trinidad , que procede del Padre y del
Hijo, quienes lo enviaron al mundo para vivificar y santificar a los
hombres. El nos santifica por medio de
la gracia, de las virtudes y de sus dones.
Los dones del Espíritu Santo son disposiciones permanentes, infundidas
por Dios, que hacen al hombre dócil, para seguir los impulsos del Espíritu
Santo. Pidamos por una poderosa efusión del Espíritu Santo. Cristo murió en la Cruz para que nosotros seamos
transformados por el Espíritu en hijos de Dios, participando de su santidad.
Pero debemos desearlo, pedirlo y disponernos a recibirlo. Puede ser orada personal o comunitariamente,
rezando diariamente la invocación y el tema de intercesión del día. La
intercesión en lenguas, es muy apropiada para esta forma de oración. Los temas,
pretenden guiar las intercesiones, que deberían fluir en la libertad del
Espíritu Santo.
SÉPTIMO DÍA:
Acto de consagración al Espíritu Santo; diario: Recibid ¡oh
Espíritu Santo!, la consagración absoluta de todo mi ser, que os hago en este
día para que os dignéis ser en adelante, en cada uno de los instantes de mi
vida, en cada una de mis acciones, mi Director, mi Luz, mi Guía, mi Fuerza, y
todo el amor de mi Corazón. Me abandono sin reservas a vuestras divinas
operaciones, y quiero ser siempre dócil a vuestras santas inspiraciones. ¡Oh
Santo Espíritu! Dignaos formarme con María y en María, según el modelo de
vuestro amado Jesús. Gloria al Padre Creador. Gloria al Hijo Redentor. Gloria
al Espíritu Santo Santificador. Amén.
ORACIONES PARA EMPEZAR TODOS LOS DÍAS: ¡Dios mío! Dios
de amor y de verdad. Autor de la santificación de nuestras almas, postrado
humildemente ante vuestra soberana Majestad, detesto en la amargura de mi
corazón todos mis pecados, como ofensas hechas a Vos, digno de ser amado sobre
todas las cesas. ¡Oh bondad infinita! ¡Quién jamás os hubiera ofendido!
Perdonadme, Señor, Dios de gracia y de misericordia, perdonadme mis continuas infidelidades;
el no haber tenido valor para ejecutar cosa alguna buena, después que tantas
veces vuestra misericordia y gracia me han solicitado, reprendido, amenazado e
inspirado amorosamente. Me pesa, me arrepiento de la ingrata correspondencia e
indigna ceguedad con que he resistido incesantemente a vuestros dulces y
divinos llamamientos. Mas propongo firmemente con vuestro auxilio de no ser ya
rebelde a Vos, de seguir en adelante vuestras tiernas inspiraciones con suma
docilidad. A este fin, alumbrad, oh fuente de luz, mi entendimiento, fortaleced
mi voluntad, purificad mi corazón, arreglad todos mis pensamientos, deseos y
afectos, y hacedme digno de gustar los frutos bienaventurados que vuestros
dones producen en las almas que os poseen. Concededme las gracias que os pido
en esta Novena, si han de ser para mayor gloria vuestra, y para que yo os vea,
ame y alabe sin fin en vuestra gloria. Amén. Rezar el Rosario del Espíritu
Santo
Lectura bíblica: El Espíritu
Santo garantiza la misión: "Yo he recibido todo poder en el cielo y en la
tierra. Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizandolos
en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñandoles a cumplir
todo lo que yo les he mandado. Y Yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del
mundo" (Act: 28, 18-20). La presencia del Espíritu de Jesús garantiza el
éxito de de toda misión. Nos necesita. Necesita lo que somos y lo que tenemos.
Él hará el resto. Necesita de unos pocos peces y unos pocos panes para hacer el
milagro.
O bién: "De Jesús
aprendieron que es preciso renunciar a la vida que llevaban, despojándose del
hombre viejo, que se va corrrompiendo dejándose arrastrar por los deseos
engañosos, para renovarse en lo más íntimo de su espíritu y revestirse del
hombre nuevo, creado a imágen de Dios en la justicia y en la verdadera
santidad. Por eso, renuncien a la mentira y digan siempre la verdad a su
prójimo, ya que todos somos miembros, los unos de los otros.. Si se enojan no
se dejen arrastrar al pecado ni permitan que la noche los sorprenda enojados,
dando asi ocasión al demonio. El que robaba, que deje de robar y se ponga a
trabajar honestamente con sus manos, para poder ayudar al que está necesitado.
No profieran palabras inconvenientes; al contrario, que sus palabras sean
siempre buenas, para que resulten siempre edificantes cuando sea necesario y
hagan bién a aquellos que las escuchan. No entristezcan al Espíritu de Dios,
que los ha marcado con un sello para el día de la redención. Eviten la
amargura, los arrebatos, la ira, los gritos, los insultos y toda clase de
maldad. Por el contrario, sean mutuamente buenos y compasivos, perdonándose los
unos a los otros como Dios los ha perdonado en Cristo" (ef: 4, 22-32). Lo
primero que pablo pide de sus comunidades es un corte radical con su pasado
pagano. Los calificativos son duros y tajantes: oscuridad,ignorancia, durez,
impureza, engaño. De nuevo hay que decir que el apóstol no condena el paga-nismo en general. Está
hablando a pequeñas comunidades cristianas esparcidas en las grandes ciudades
del imperio y ex-puestas, por tanto, a la enorme presión de la influencia
ambiental. Para poder sobrevivir en medio del ambiente tenían que expresar en
términos radicales tanto el estilo de vida alternativa de seguimiento a Cristo
que habían escogido, como la de-nuncia de la sociedad pagana en que vivían. El
Apóstol usaría hoy el mismo lenguaje de denuncia, no necesariamente contra el
paganismo, sinó contra la corrupción de muchos de nuestros países
tradicionalmente cristianos.
O bién: Al día
siguiente, Moisés se sentó a resolver los asuntos del pueblo, y todo el pueblo
acudía a él de la mañana a la noche. Viendo el suegro de Moisés todo lo que
hacía éste por el pueblo, le dijo: _ ¿Que es lo que haces con el pueblo? ¿Por
que estás sentado tú solo mientras todo el pueblo acude a tí de la mañana a la
noche?. Moisés le respondió a su suegro: _el pueblo acude a mí para que
consulte a Dios; cuando tienen pleito vienen a mí a que les resuelva y a que
les explique las leyes y mandatos de Dios. El suegro de Moisés le replicó: _No
está bién lo que haces; se están matando, tú y el pueblo que te acompaña; la
tarea es demasiado pesada y no puedes realizarla tu sólo. Acepta mi consejo y
que Dios esté contigo: Tú representas al
pueblo delante de Dios, y le presentas sus asuntos; al mismo tiempo debes
inculcarle los mandatos y preceptos de Dios, y enseñarles el camino que debe
seguir y las acciones que debe realizar. Busca entre todo el pueblo algunos
hombres hábiles, que respeten a Dios, sinceros, enemigos del soborno, y nombra
entre ellos jefes de mil, de cien, de cincuenta y de veinte; ellos
administrarán justicia al pueblo regularmente: los asuntos graves que te lo
pasen a tí, los asuntos sencillos que lo resuelvan ellos; así se repartirán la
carga y tú podrás con la tuya. Si haces lo que te digo y Dios te dá
instrucciones podrás resistir, y el pueblo se volverá a casa enpaz. Moisés
aceptó el consejo de su suegro e hizo lo que le decía. Escogió entre todos los
israelitas gente hábil y los puso al frente del pueblo, como jefes nde
mil, de cién, de cincuenta y de veinte.
Ellos administraban justicia al pueblo regularmente; los asuntos complicados se
lo pasaban a Moisés, los sencillos los resolvían ellos. moisés despidió a su
suegro y éste se volvió a su tierra. (Ex: 18, 13-27) Es llamativo que el hecho
de que alguien ajeno al pueblo y a la religión israelita como Jetró sea el
gestor de este paso tan importante en la tarea legislativa y administrativa de
Moisés. Su suegro es sacerdote de Madián, no del Señor; la confesiónde 18, 10s
no implica necesariamenteque se haya convertido a la fe Yahvista. Pues bién, su
consejo es tan sabio y acorde con la voluntad divina, que Moisés no consulta
con su Dios y lo pone en práctica sin vacilar; nombra jueces menores que ayuden
a la tarea de lesgislar y resolver los pleitos y conflictos del pueblo. Este
pasaje corresponde a una realidad muy posterior a la del desierto. Algunos lo
ubican en tiempos del Rey Josafat (871-848 a.C; cfr. 2 Cr 19, 4-11), cuya forma
de gobierno se proyecta retrospectivamente hacia la etapa del desierto. De este
modo, las experiencias del pasado se convierten en paradigma para el presente.
Nótese los criterios que dehbe tener Moisés para escoger a los jueces que
ayudarán en la tarea; ¿No debería prevalecer entre nosotros?
El don de Consejo: El don de
Consejo dota al alma de prudencia sobrenatural, permitiéndole juzgar con
prontitud y correctamente qué debe hacer, especialmente en circunstancias
difíciles. El Consejo aplica los principios dados por el Conocimiento y el
Entendimiento a los innumerables casos concretos que confrontamos en el curso
de nuestras diarias obligaciones en tanto padres, docentes, servidores públicos
y ciudadanos cristianos. El Consejo es sentido común sobrenatural, un tesoro
invalorable en el tema de la salvación. “Y por encima de todo esto, suplica al
Altísimo para que enderece tu camino en la verdad” (Ecl 37,15).
ORACIONES FINALES
PARA TODOS LOS DÍAS: (excepto el último día)
ORACIÓN: ¡Oh Espíritu
Santo! Divinísimo consolador de mi alma, fuego, luz y celestial ardor de los
corazones humanos, si es para gloria de vuestra Majestad que yo consiga lo que
deseo y pido en este día, dignáos concedérmelo benignamente; y sino dirigid mi
petición, dándome las gracias que ha de ser para vuestra mayor gloria y bien de
la salvación de mi alma. Amén. Ahora cada uno se recogerá interiormente y
pedirá la gracia que más necesite. Hecha la petición, se concluirá todos los
días con antífona, verso, respuesta y oración siguientes:
ANTÍFONA: No os dejaré huérfanos, aleluya; voy
y vengo a vosotros, aleluya; y se alegrará vuestro corazón, aleluya, aleluya.
V. Enviad, Señor, vuestro Santo Espirito, y
serán creados.
R. Y renovaréis la faz de la tierra.
ROSARIO DEL ESPÍRITU SANTO: (¿Como se reza?)
Este rosario cuenta con 7 grupos
de 7 cuentas, perlitas o rosas (1 grupo por cada don) y una perla grande por
cada grupo de perlitas y un un grupo más pequeño de 3 perlitas acompañadas de 2
más grandes. Y se reza de la siguiente forma. Aunque no existe en internet
ninguna imágen del mismo por no ser debidamente difundido. En el nombre del
Padre, del Hijo y del Espíritu Santo …Amén
CREDO: Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo
y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, que fue
concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen;
padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de en-tre los muertos, subió
a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí
ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en el Espíritu Santo, la
santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la
resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.
PADRE NUESTRO: Jesús nos enseñó a rezar: (Mateo 6, 5-15) Padre
nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu
reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan
de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los
que nos ofenden; No nos dejes caer en tentación, y líbranos del mal. Amen.
ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO:
Ven Espíritu Santo, llena los
corazones de tus fieles, y enciende en ellos el fuego de tu amor.
G: Envía Señor tu espíritu y todo
será creado . . . . .
R: Y renovarás la faz de la
tierra.
Jaculatoria: Oh Dios que has
iluminado el mundo, con las luces del Espíritu Santo llévanos a gustar lo que
es recto según tu mismo Espíritu, y gozar siempre de sus consuelos. Por Cristo
Nuestro Señor Amén.
O bién: Padre, Padre, envíanos al
Paráclito, prometido por Nuestro Señor.
DOXOLOGÍA: GLORIA: Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de
los siglos. Amén.
Orden de los dones del Espíritu santo:
El don del Temor: El don del Santo Temor de Dios nos llena con un
soberano respeto por Dios, y nos hace que a nada temamos más que a ofenderlo
por el pecado. Es un temor que se eleva, no desde el pensamiento del infierno,
sino del sentimiento de reverencia y filial sumisión a nuestro Padre Celestial.
Es el temor principio de sabiduría, que nos aparta de los placeres mundanos que
podrían de algún modo separarnos de Dios. “Los que temen al Señor tienen
corazón dispuesto, y en su presencia se humillan” (Ecl 2,17).
El don de Piedad: El don de Piedad suscita en nuestros corazones una
filial afección por Dios como nuestro amorosísimo Padre. Nos inspira, por amor
a Él, a amar y respetar a las personas y cosas a Él consagradas, así como
aquellos que están envestidos con su autoridad, su Santísima Madre y los Santos,
la Iglesia y
su cabeza visible, nuestros padres y superiores, nuestro país y sus
gobernantes. Quien está lleno del don de Piedad no encuentra la práctica de la
religión como deber pesado sino como deleitante servicio. Donde hay amor no hay
trabajo.
El don de Fortaleza: Por el don de Fortaleza el alma se fortalece ante el
miedo natural y soporta hasta el final el desempeño de una obligación. La
fortaleza le imparte a la voluntad un impulso y energía que la mueve a llevar a
cabo, sin dudarlo, las tareas más arduas, a enfrentar los peligros, a estar por
encima del respeto humano, y a soportar sin quejarse el lento martirio de la
tribulación aún de toda una vida. “El que persevere hasta el fin, ese se
salvará”(Mt 24,13).
El don del Conocimiento: El don del Conocimiento permite al alma darle a las
cosas creadas su verdadero valor en su relación con Dios. El conocimiento
desenmascara la simulación de las creaturas, revela su vacuidad y hace notar
sus verda-deros propósitos como instrumentos al servicio de Dios. Nos muestra
el cuidado amoroso de Dios aún en la adversidad, y nos lleva a glorificarlo en
cada circunstancia de la vida. Guiados por su luz damos prioridad a las cosas
que deben tenerla y apreciamos la amistad de Dios por encima de todo. “El
conocimiento es fuente de vida para aquel que lo posee” (Prov 16,22).
El don de Consejo: El don de Consejo dota al alma de prudencia
sobrenatural, permitiéndole juzgar con prontitud y correctamente qué debe
hacer, especialmente en circunstancias difíciles. El Consejo aplica los
principios dados por el Conocimiento y el Entendimiento a los innumerables
casos concretos que confrontamos en el curso de nuestras diarias obligaciones
en tanto padres, docentes, servidores públicos y ciudadanos cristianos. El
Consejo es sentido común sobrenatural, un tesoro invalorable en el tema de la
salvación. “Y por encima de todo esto, suplica al Altísimo para que enderece tu
camino en la verdad” (Ecl 37,15).
El don del Entendimiento: El Entendimiento, como don del Santo Espíritu, nos ayuda
a aferrar el significado de las verdades de nuestra santa religión. Por la fe
las conocemos, pero por el entendimiento aprendemos a apreciarlas y a
apetecerlas. Nos permite penetrar el profundo significado de las verdades
reveladas y, a través de ellas, avivar la novedad de la vida. Nuestra fe deja
de ser estéril e inactiva e inspira un modo de vida que da elocuente testimonio
de la fe que hay en nosotros. Comenzamos a “caminar dignos de Dios en todas las
cosas complaciendo y creciendo en el conocimiento de Dios”.
El don de Sabiduría: Abarcando a todos los otros dones, como la caridad
abraza a todas las otras virtudes, la Sabiduría es el más perfecto de los dones. De la Sabiduría está escrito:
“todo lo bueno vino a mí con Ella, y riquezas innumerables me llegaron a través
de sus manos”. Es el don de la
Sabiduría el que fortalece nuestra fe, fortifica la
esperanza, perfecciona la caridad y promueve la práctica de la virtud en el más
alto grado. La Sabiduría
ilumina la mente para discernir y apreciar las cosas de Dios, ante las cuales
los gozos de la tierra pierden su sabor, mientras la Cruz de Cristo produce una
divina dulzura, de acuerdo a las palabras del Salvador: “Toma tu cruz y
sígueme, porque mi yugo es dulce y mi carga ligera”.
¿Como se reza el Rosario del
Espíritu Santo?: Se
comienza con el credo, y el Padre Nuestro, (se los reza una sola vez). Luego en
cada cuenta grande (Perla o Rosa) se reza la oración al Espíritu Santo (cada
vez que inicia una secuencia de 7 perlas pequeñas) y enseguida se medita sobre
el don correspondiente, siempre respetando el orden dado más arriba. En cada
perla o rosa pequeña se repite
V: Ven Espíritu santo con tu don
de . . . . .(Se nombra el don que corresponde).
R: Ven Espíritu Santo
Luego de reza el gloria, y se
vuelva rezar la oración del Espíritu Santo, reiniciando la secuencia de 7
perlas, reiniciando con el siguiente don.
En la última perla grande, después
de rezar el Gloria se reza la Jaculatoria. En las 3 últimas perlitas se invoca.
1_ Ven Espíritu Santo, aumenta
nuestra Fe.
2_ Ven Espíritu Santo, aumenta
nuestra Esperanza.
3_ Ven Espíritu Santo, aumenta
nuestra Caridad.
En la última perlita se reza el
gloria
El orden es: Don de Temor de Dios;
Don de Piedad; Don de Fortaleza; Don de Consejo; Don de Entendimiento; Don de
Sabiduría
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