2Sam:7, 1-8b-12. 14a. 16
Comentario: Promesa
dinástica y oración de David: Dios es el Rey, Dios es el que perdura y quién da la vida. Hoy por la
noche, mientras muchos duermen, Dios demostrará que construye su reino desde la
pobreza y la humildad.6 Dios nunca dejará de estar con su pueblo. En
este día, nos estamos preparando para recibir a quién será llamado el Emmanuel,
“Dios con nosotros”. ¿Lo vemos? ¿Lo sentimos?7 LO culminante en la
historia de David no son sus empresas, su valor militar o su clarividencia
política; lo culminante es la promesa que Dios le hace. Este capítulo es el
verdadero centro de la historia de David. Por encima de David como
protagonista, se alza como verdadera protagonista la Palabra De Dios; creadora
de historia: Natán es su profeta privilegiado. Probablemente el oráculo
original fue breve, montado en el doble sentido de la palabra casa: Edificio, dinastía.
David quiere construirle una casa, templo, el Señor lo rehúsa y en cambio
promete construirle una casa, dinastía. Este oráculo produce una reacción viva
en el pueblo que lo recibe, creando una corriente histórica; entonces el pueblo
receptor reacciona a su vez sobre el oráculo, explicándolo y enriqueciéndolo. Sobre
todo los profetas hacen resonar en sus oráculos el de Natán, colocándolo en una
perspectiva siempre más rica y tensa hacia el futuro2.
Referencias:
1 Carlos Mesters, Travesía, Ed. C. Bíblico Ecuménico
2 la Biblia de nuestro Pueblo; Luis Alonzo Schökel
3 La liturgia cotidiana; Sept 2012 Ed. San Pablo. Arg.
4 Mateo Bautista, Comentarios Bíblicos Dominicales, Ciclo B, 1ª Edición,
San Pablo 2011
5 Gloria Ladislao, Palabras y Pasos, Ed. Claretiana
6 La liturgia cotidiana; Diciembre 2010, ciclo
A
7 La liturgia cotidiana Diciembre 2011,
ciclo B
Comentarios