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Cartas de Jesús

 
 

Yo estoy en la Eucaristía



¡Hola amigo! ¿Qué tal te va la Pascua? Para muchos este tiempo es un relax, como un aflojar la marcha, un descanso del esfuerzo espiritual que hayan podido hacer. Para otros es un despertar a este tiempo maravilloso de primavera. Para más de uno es volver a la rutina de siempre, al trabajo duro de cada día… Cada cual ve las cosas de una manera. Depende mucho de la fe con que se mire. Yo quiero hacerte hoy una pregunta para que te la contestes a ti mismo: ¿Qué es para ti la Pascua…? Me gustaría que fuese una oportunidad de encontrarnos los dos y hablar de las cosas bonitas de la vida, del alma, de la tierra, del cielo… La persona que se toma en serio la Pascua ha de vivir de otra manera, como de otra manera vivió mi pueblo desde la primera Pascua. Como también empezaron a vivir la vida nueva mis amigos primeros una vez que comprendieron de verdad en la Pascua que Yo estaba vivo, y que me podían encontrar cada día en la Eucaristía.
En este tiempo se habla de muchas cosas: alegría, esperanza, cambio, resurrección… Y todo eso es correcto. Yo quiero que estés alegre, y que tengas esperanza, y que experimente un cambio profundo en tu alma, y que resucites de tus muertes… Iremos hablando de estas cosas poco a poco. Pero yo quiero hablarte hoy de algo que dejé a la Iglesia y al mundo entero, y que muchos todavía no se han enterado. Me refiero a la Eucaristía. Mi presencia en el Pan consagrado, en el Sacramento del Amor, en la celebración pascual de cada día en el altar, en mi casita del Sagrario en donde vivo muy cerca de vosotros. El mundo busca prodigios, los creyentes reclaman milagros, y el milagro diario de la Eucaristía no les llama la atención a la gran mayoría. En cierto modo lo comprendo, porque esa transformación tan substancial que experimenta el Pan consagrado, gracias a mis palabras que pronuncia el sacerdote, no es algo espectacular, mágico, llamativo… No lo es porque no es eso lo que Yo pretendo. No olvides que yo no soy un "mago". Ni mis sacerdotes son "magos" e "ilusionistas". No quiero que la gente se quede con la boca abierta admirando un prodigio que se impone por la evidencia a través de los sentidos. No, la Religión no es "malabarismo", ni juego de luces, ni fenómenos extraños, ni emociones fuertes… Y el caso es que muchos me la están convirtiendo en eso. Me da pena que mis amigos vayan a los actos religiosos como el que va a la feria, o al circo, o buscar maravillas alucinantes. La religión no es eso, porque todo eso se queda en el puro fenómeno psicológico, o si quieres parasicológico. Yo vine ofreciendo algo más sencillo, más profundo, más auténtico, más sobrenatural, y al mismo tiempo más humano. La Religión es la relación amorosa entre los hombres y Dios. Entre tú y Yo. Es la presencia Nuestra (de la Trinidad Santísima) en vuestra vida. Es sencillamente un encuentro amoroso entre el Creador y la criatura, entre el Padre y los hijos, entre el Amigo y los suyos, entre nosotros. Por eso quise quedarme en la Eucaristía, para hacer más posible esta realidad.
Es verdad que Yo estoy presente en todos los sacramentos, pero de un modo especial en la Eucaristía. En este Sacramento, que soy Yo mismo, está el centro de todo lo demás, la fuente de todas las gracias, la vida de la Iglesia. No lo dudes, en la Eucaristía estoy Yo vivo. De un modo real y no simbólico que algunos piensan. Por eso este tiempo de Pascua, en el que celebramos mi Resurrección, celebramos también mi presencia junto a vosotros en la Eucaristía. En el santo sacrificio del Altar, en la comunión y en el sagrario, te espero a ti con la ilusión de pasar juntos un buen rato, y ofrecerte mi ayuda.
Los que reciben Mi Cuerpo en las debidas condiciones de aprovechamiento espiritual, tendrán Vida Eterna, vivirán para siempre. Todo esto no es fácil de comprender. Cuando yo anuncié que me iba a dar en comida oí que algunos decían "duras son estas palabras", y muchos se marcharon porque me tomaron por loco. Pero Yo no podía decir lo contrario a la Verdad. Y le dije a los míos: "¿Vosotros también queréis marcharos?". Mi amigo querido Pedro dijo con toda su alma: "Señor, ¿A dónde vamos a ir? ¡Sólo Tú tienes palabras de vida eterna!".
Yo te invito a esta fiesta de Pascua que es la Eucaristía. Y a que comas mi Cuerpo con hambre y amor. Y a que pasemos ratos de conversación junto al Sagrario. Y a celebrar con gozo la Acción de Gracias en torno al altar. No me falles. Díselo a los tuyos. No quisiera que perdierais la ocasión de vivir intensamente Mi presencia, y me dejarais a Mí con las ganas de pasar un rato junto con vosotros, mis amigos. Te doy Mi Bendición y mi abrazo de Paz. Tu amigo


Jesús


Por la trascripción: Juan García Inza;

juangainza@hotmail.com

 
 

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