Hacia una renovación del corazón
: (Pbro Aldo Ranieri; 02/08/2012)
Figuras importantes de la sociedad de aquel tiempo (Mc: 7, 1-8. 14-15. 21-23) se acercan a Jesús: los escribas y los fariseos. Los primeros eran funcionarios del poder central de Jerusalem que cumplian el rol de custodios de la práctica de las tradiciones de parte de la gente de las pequeñas aldeas. Por eso hablan de: "...las tradiciones de los antepasados". Jesús estaba en Galilea, 150 Km al norte de Jerusalem, en Genesareth. Era evidentemente, una visita de control acerca del Maestro. Le ponen una cuestión crucial, hoy todavía, para el judaismo: Los discípulos de Jesús no procedían de acuerdo con la tradición de los antepasados por comer con las manos impuras. Marcos añade: "Es decir no lavadas"; nosotros hoy diríamos "sucias". Es un problema de higiene, pero para el AT "la impureza" era cosa seria, como dice Pedro en Act: 10, 9-17. 28. e5ra una categoría ritual-social más que moral. Su sentido es complejo, pero era común a muchas culturas del entorno geográfico del Antiguo Testamento. Se contraía por contacto con cosas o alguien "impuros", en el sentido que llevaban dentro de sí oscuros procesos de corrupción que tarde o temprano procurarían la muerte del contaminado. Un ejemplo muy evidente era la lepra (Lev: 13, 9-13), que se consideraba peligrosa, pero se eliminaba lavando lo que había sido contaminado: Manos, vestidos, Etc. La intervención de JUesús es decisiva. Los procesos mortales vienen del corazón, de la conciencia del ser humano, y los va enumerando. Hablamos a veces de "pecados mortales" porque son dinamismos peligrosos que matan tanto al que los cultiva dentro de sí, como a las personas que lo rodean.
El mensaje de la liturgia
: La religiosidad pura y sin mancha
El mensaje de la liturgia: ¿Que significa ser una persona "muy religiosa"? ¿Que significa ser "muy cristiano? Todos podemos engañarnos acerca de la religiosidad, como los fariseos y los escribas del evangelio: Tenían más de 600 reglas (= puri-ficaciones) pero dejaban de lado el mandamiento de Dios. Todos podemos equivocarnos. Hay gente que se "llena de estampitas para asegurarse la protección de "todos los santos, habidos y por haber"... pero olvidan lo más importante: Escuchar (= conocer) la palabra de Dios y ponerla en práctica. Recibir con docilidad la palbra de Dios nos acercará, día tras día, a la religiosidad pura y sin mancha.
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